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Columnistas | PUBLICADO EL 08 enero 2021

No se mate

Por Ramiro Velásquez Gómezramirovego@gmail.com

No es exagerado afirmar que cada año en el mundo mueren millones de trabajadores o quedan enfermos por las condiciones laborales. Demasiado trabajo con jornadas extensas, presión extrema para maximizar ganancias de accionistas y dueños, reducciones prestacionales... despidos.

Todo se acumula y el ritmo frenético impide detener la máquina. La situación ha sido denunciada por muchos analistas, como Jeffrey Pfeffer, de Stanford, autor de Muriendo por un Salario.

Cansados, corriendo y... dopados, porque así se termina. Lo relataba la escritora Eliane Brum en El País (España) hace unos años, describiendo la sociedad del desempeño de la que somos esclavos.

Alguna vez me referí al tema y creo oportuno retomarlo. Los encierros por la pandemia del Covid-19 han dado tiempo para ver que hay otras formas de vida. Que la familia y las ocupaciones enriquecedoras del tiempo son muy valiosas, así a muchos en sus hogares les haya aumentado la carga laboral cayendo en la trampa de la mal llamada flexibilización, ese engaño para que no quede tiempo de más.

¿Cómo equilibrar vidas laboral y familiar, y ocio? Hace unas semanas leía una entrevista a Stuart Brown, del Instituto Nacional del Juego, en California. Resaltaba que el juego no solo es para niños, es para adultos. Es involucrarse de manera voluntaria en lo que le gusta: leer, jardinear, bailar, tomarse un café con amistades. Actividades que son importantes para la salud física y mental.

¿No es hora de pensar un poco en usted? Trabaje, para eso le pagan, pero con calma (no es un llamado al facilismo sino a la justicia) y no supla la incompetencia ni demandas exageradas de jefes que en extrahorario esperan que siga respondiéndoles (hay profesiones con límite de horas pero en las demás abusan los empleadores, convertidos asimismo en esclavos).

Parece contradictorio, porque trabajadores enfermos o estresados producen menos o renuncian. Mas la maquinaria neoliberal funciona solo pensando en maximizar utilidades.

Si se mata en su trabajo, no crea que le pagarán más (el dinero no es lo más importante y el mismo sistema hará que lo gaste en cosas inútiles). La pauperización salarial bajo el neoliberalismo ha sido demostrada por economistas hace más de 20 años. Cada día hay nuevas maneras de recortar pagos y prestaciones.

Que no pese luego. Esa carga laboral extrema de años deja huella si no pudo equilibrar su vida. Inténtelo. Y hable con su empleador. Es mutua conveniencia. Juegue, es otra parte de la ecuación igual de importante.

Maullido: la incitación a la violencia vivida por EE. UU. la sufrimos en Colombia desde 2002

Ramiro Velásquez Gómez

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