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No perdamos la gran oportunidad de oro para que esta reforma se convierta en el nacimiento de una nueva Colombia. Es hora de pensar en grande, es hora de entrar en la cuarta revolución.
Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com
El gobierno anunció que el próximo 20 de julio radicará el proyecto de reforma a la educación, para modificar la Ley 30 de 1992, marco del servicio público de la educación superior.
La verdadera revolución que necesita Colombia es que la educación sea un derecho fundamental y que los recursos del Estado se focalicen en debida forma, para cerrar las brechas de desigualdad y de falta de innovación. Al momento de escribir esta columna, se están desarrollando diversos debates en el entorno internacional relacionados con la educación.
En los Países Bajos se debate la prohibición del uso de celulares en los colegios, siguiendo los pasos de Italia y Francia. Por su parte, Finlandia y el Reino Unido, quieren entrar también al debate.
En reciente editorial de EL COLOMBIANO, se advertía sobre otro debate. Suecia retiró su plan de digitalización y prefirió invertir 100 millones de euros para acelerar el regreso de los libros de texto a las aulas. En este debate de la brecha digital en reversa, están entrando varios países europeos, así como los Estados Unidos. Se han prendido las alarmas. Cada vez hay menos conocimiento en los estudiantes.
Otro debate crucial que está en pleno furor es el de la Inteligencia Artificial. ¿Se necesitan o no profesores en los nuevos modelos educativos? ¿Están en crisis los modelos universitarios tradicionales? ¿Cómo deben ser las aulas del futuro? ¿Cómo desarrollar las competencias claves, duras y blandas, bajo modelos lego?
Otro debate clave. La injerencia del Estado en la pertinencia de los programas. La educación no debe ser un arma política de adoctrinamiento. La educación es la formación de la mente para pensar y tomar decisiones. Es la formación de la mente para buscar la verdad. Una mente educada es la mejor noticia para una sociedad. Es el verdadero camino para nivelar la cancha. Para que la igualdad de oportunidades no sea una frase de cajón. La correlación entre la educación de calidad y el bienestar sostenible y equitativo de los países desarrollados no tiene discusión.
Por eso, no perdamos la gran oportunidad de oro para que esta reforma se convierta en el nacimiento de una nueva Colombia. Para que tomemos conciencia y ejecutemos el proyecto más ambicioso de la historia de Colombia. Un proyecto sin precedentes, para que llegue la gran reforma educativa, para que se multipliquen los grandes logros de las universidades públicas y privadas, para que llegue el conocimiento y el desarrollo de competencias a todo el territorio nacional, en forma presencial y virtual. Es hora de pensar en grande, es hora de entrar en la cuarta revolución.
Nunca entendí porque el Gobierno se enredó en reformas como las de la salud y la laboral o con la creación del ministerio de igualdad y equidad, un ministerio burocrático y sin sentido, gastando su capital político, perdiendo el foco y desbaratando la coalición, cuando el eje central de la discusión pública, debía ser la educación.
Ad-portas de la presentación de la reforma educativa, no perdamos la oportunidad. La educación lo es todo.