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Columnistas | PUBLICADO EL 04 febrero 2022

¡No más!

Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZramirovego@gmail.com

Como si con una carta a la FAO (otra mala salida, una más, de la vicepresidenta Ramírez) se acabara el hambre y la pobreza en la Colombia desigual e injusta.

Hay veintiún millones de pobres, siete millones en la pobreza extrema, y creen que terminan todos los días con la barriga llena.

El día a día es incertidumbre para la mayoría, solo los privilegiados tienen más certeza sobre su día y su futuro.

Para esas personas privilegiadas el país ha mejorado, así sea de a poco. Pero la Ocde reveló que se requieren once generaciones para salir de pobres, doscientos veinte años. A cuentagotas y así se quiere que la gente se resigne a su suerte. (Un sistema hindú).

Se queja la dirigencia política y empresarial, y los más pudientes, de que se agita al inconformismo y eso hay que castigarlo, sea con los excesos del Esmad o la norma que ampara la justicia con propia mano.

Responden con rebajas laborales y negando derechos a la educación y salud gratuitas, “lo quieren todo regalado”, dicen ellos que en muchísimos casos recibieron jugosas herencias nada gravadas.

Una visión terca y terrible. En EL COLOMBIANO, la instructora antioqueña del Pentágono, María Vélez, que conoce los problemas de seguridad en el mundo, respondió tajantemente sobre Colombia: “Si la gente no tiene oportunidades de educación, empleo decente y salud, no se podrá romper el ciclo de la criminalidad”.

Eso no lo ven los privilegiados y es común que propongan bala y cadenas perpetuas para todo crimen. No quieren ceder un ápice de su poder ni de sus innumerables gabelas, creyendo que se les pide despojarse de todo cuando el tema es otro. Qué afán, doscientos veinte años se van rapidito.

Aunque este diario escribió que Colombia no era desigual, lo es. Lo demuestran estudios de personas y organismos serios. No uno solo. Un indicador que sube y baja señalando esa lentitud en el mejoramiento de las condiciones de millones de colombianos. 10 % posee 70 % de la tierra y las riquezas, dijo el reconocido economista Thomas Piketty.

¿Qué no hay hambre? Estas páginas informaron que la gente escoge entre carne o huevo, imposible los dos. Una carta a la FAO llena la mesa.

Hay que cambiar esta injusticia. En vieja charla, el historiador y pensador William Ospina afirmaba: “no sé por qué me parece que lograron muy eficazmente los dueños de este país desde siempre, sembrar en la población la idea de que nosotros no tenemos derecho a aspirar ni tenemos derecho a decidir”.

¡No más!

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Ramiro Velásquez Gómez

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