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Columnistas | PUBLICADO EL 25 julio 2022

Metodología con c de cambio

Recordemos que la eficacia de las decisiones depende de la contribución al logro de los objetivos. La peor decisión es no decidir porque, cuando los vientos cambian, hay que ajustar las velas.

Por Josefina Agudelo Trujillo - josefina@tcc.com.co

Con dos candidatos tan impredecibles como los que llegaron a la segunda vuelta de la elección presidencial, me hice el firme propósito de gobernar mis emociones para dedicar tiempo a dibujar escenarios de impacto (negativo y positivo) que me sirvieran para asesorar objetivamente las empresas, negocios, familias y fundaciones en los cuales participo.

Como lo dijo David Escobar en una de sus buenas columnas, “el impacto negativo del nuevo presidente será tan amplio como nuestra incapacidad para contenerlo, apoyarlo y orientarlo”. Yo le adiciono: nuestra capacidad para poner nuevas miradas a los desafíos sociales no resueltos.

No me sorprendió el resultado electoral. Sabía que la izquierda llegaría algún día al poder y, a pesar de una campaña política llena de matoneo, soy optimista en cuanto a que el país está mejor preparado ahora para esta transición.

Así como el diseño de escenarios es de gran ayuda para neutralizar los miedos que aparecen frente a situaciones de alta incertidumbre, tengo en mi caja de herramientas gerenciales otra muy valiosa para momentos de transición.

La llamo metodología con c de cambio y es de gran ayuda cuando nos proponemos una meta ambiciosa o cuando el entorno nos impone el cambio.

Las personas y las organizaciones no cambiamos automáticamente; nos transformamos y la velocidad de dicha transición depende de cuánta resistencia pongamos en el camino.

La metodología es sencilla y se basa en tres palabras que empiezan con la letra c: cesar, continuar, comenzar. Funciona muy bien para sesiones de trabajo en equipo, pues ayuda a la reflexión, el consenso y el diseño de planes de acción.

Para empezar, es indispensable plantear los objetivos generales (no más de cuatro) frente a la situación de cambio o transición, para minimizar los impactos negativos, pero, sobre todo, para abrir la mente hacia nuevos entornos y desafíos.

El siguiente paso consiste en analizar frente a cada objetivo las cosas que debemos dejar de hacer, cesar, porque no agregan valor o nos ponen en riesgo; importante poner plazos y definir responsables para la ejecución.

A continuación, o simultáneamente, se debe identificar lo que debemos continuar haciendo porque funciona bien y sirve de fortaleza para navegar el cambio y aprovechar oportunidades.

Por último, mediante lluvia de ideas, plantear lo que debemos comenzar a hacer, señalando prioridades y abriendo proyectos con definición de responsables, plazos e indicadores.

Sugiero realizar varias sesiones, pues la metodología es iterativa; indispensable poner fecha de cierre para no padecer de parálisis por análisis.

Recordemos que las decisiones no son buenas o malas per se. Su eficacia depende de la contribución al logro de los objetivos.

La peor decisión es no decidir porque, cuando los vientos cambian, hay que ajustar las velas 

Si quiere más información:

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