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18.677 voces

¿Cómo construir la paz negando a las víctimas? ¿Cómo hablar de reconciliación si no somos capaces de nombrar el horror que muchas vivieron, especialmente las niñas y adolescentes que fueron silenciadas por
la violencia?

31 de marzo de 2025
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  • 18.677 voces

Por María Bibiana Botero Carrera - @mariabbotero

En Colombia hay heridas profundamente incómodas, que por su crudeza preferimos ignorar. Pero por más que se intenten silenciar, los dolores del conflicto no se borran. Este es uno de ellos.

Al menos 18.677 niños, niñas y adolescentes fueron reclutados por las FARC entre 1996 y 2016, según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Muchos de ellos víctimas de violencia sexual, tortura y abortos forzados. En noviembre de 2024, la JEP imputó a seis excomandantes del antiguo Secretariado por crímenes de guerra relacionados con el reclutamiento forzado y los abusos cometidos contra estos menores.

Esta semana, la historia de *Daisy, una excombatiente reclutada por las FARC a los 11 años y víctima de abusos dentro de esa organización, volvió a abrir un capítulo que muchos quisieran dar por cerrado: el de las niñas utilizadas como botín de guerra y víctimas de explotación sexual. Su caso es el de muchas otras: “tengo un problema en mi cadera porque me abusaron siendo una niña, me duele mucho mi cadera y cada vez que me duele se me viene a la memoria todo lo que me hicieron”, dice. *Johana, otra joven reclutada, subraya con dolor: “Ellos no pueden decir que no ocurrieron. Las arbitrariedades fueron horrorosas”.

Daisy ha tenido el coraje de alzar la voz, de señalar la violencia sistemática de la que fueron víctimas muchas niñas, y también a quienes, teniendo poder, eligieron mirar para otro lado o facilitar esos abusos. Señaló directamente a la senadora Sandra Ramírez, antigua militante de las FARC, quien ha negado que en sus filas ocurrieran estos crímenes. ¿Cómo construir la paz negando a las víctimas? ¿Cómo hablar de reconciliación si no somos capaces de nombrar el horror que muchas vivieron, especialmente las niñas y adolescentes que fueron silenciadas por la violencia?

En medio de este escenario, la periodista Diana Saray Giraldo ha sido la voz de las invisibles. Su investigación, valiente y rigurosa, ha permitido que escuchemos testimonios desgarradores que de otro modo seguirían en el olvido. Como ella misma lo dice: “No puede ser que ahora la historia del conflicto la narren los victimarios y que se haya silenciado por completo la voz de las víctimas. No puede haber paz sin verdad, justicia y reparación”. Los ataques no se hicieron esperar: Rodrigo Londoño, alias Timochenko, reclamó de los medios de comunicación una “comunicación para la paz”.

Como mujer y ciudadana también quiero decirlo con claridad: la historia del conflicto no puede contarse solo desde el lente de quienes lucharon desde las armas y ahora hacen política electoral. El dolor de las víctimas persiste. Negarse a admitir las evidentes verdades revictimiza a las mujeres y atenta contra las posibilidades de reconciliación. Es una ignominia.

La JEP debe actuar con responsabilidad y celeridad. Tiene en sus manos los testimonios, datos, casos y el compromiso de dar resultados y contribuir a la sanación de Colombia. Sin verdad, justicia y reparación, no habrá reconciliación posible, ni posibilidades de avanzar.

Daisy no está sola. Detrás de ella hay 18.677 voces que claman por justicia. Que este país tenga la valentía de escucharlas. La mejor comunicación para la paz es la verdad y que se escuche la voz de las víctimas.

*Presidenta Ejecutiva Proantioquia

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