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“Abrí EL COLOMBIANO y encontré un informe con las fotos de quienes hasta ahora se perfilan como candidatos a la Alcaldía de Medellín. (...) No sabía si reír o llorar. Me pregunté si esas hojas de vida clasificarían para un puesto mediano en una gran empresa privada. Con alguna valiosa excepción, serían desechadas al no dar la talla” anotó el pasado domingo, con gran elocuencia, la lectora Maria Ximena Berruecos en la sección de “Cartas a la Directora” de este periódico.
Se pudo haber quedado corta en calificativos. La barra para ser alcalde anda más baja que nunca. Pero no deje que la trillada “crisis de liderazgo” lo abrume. Al contrario, abrácela: puede haber llegado su momento. Antes de que continúen reproduciéndose los innumerables precandidatos, siga usted este breve manual para ser candidato a la alcaldía.
Primero arranque por el motilado: esfuércese por aparentar que no se preocupa por como lleva el pelo. Déjeselo largo, un poco despelucado, con las colas al estilo de un buen mullet noventero. No todos los “mechudos” serán alcaldes de Medellín, pero lo más probable es que el próximo alcalde de esta ciudad sí sea un mechudo. Si por algún motivo usted sigue usando pantalón, déjelo inmediatamente: no hay chance de que llegue a la Alpujarra si no usa jean. Si es apretado, forrado hasta ser incómodo a la vista, mejor. Use una camisa slim azul celeste, unos tenis oscuros y la correa más fea que encuentre en su clóset. ¡Voilá! Está listo: ya parece un candidato a la alcaldía, al menos por fuera. Falta serlo también por dentro.
En el mejor de los mundos, usted debe haber ocupado alguna vez un cargo público poco relevante: mientras más insignificante, lejano en la memoria, mejor. La irrelevancia le abre camino a la imaginación. Usted va a haber salvado a la ciudad de la hecatombe, aunque ni su mamá así lo recuerde. Pero nadie tiene que saberlo. Todo lo bueno tuvo que ver con usted, todo lo malo culpa de alguien más.
Es imperativo, además, “caminar la ciudad”. O, siendo más precisos, tiene que garantizar que lo inmortalicen “caminándola”: fotos, videos o el formato innovador que se le ocurra. TikTok anda de moda. Estalle su redes, explote la pornomiseria. Mientras más forzado se vea su contenido, mejor. ¿Haciendo campaña? No, no, jamás: simplemente “caminando”.
Y cuide mucho lo que dice en público al emprender este proyecto: que no lo vayan a coger diciendo algo inteligente, que de pronto sale del sonajero. Jamás abandone los lugares comunes, corre el riesgo de que le toque elaborar una idea, y la originalidad es antónima a la noble labor que usted se encuentra emprendiendo. “Tenemos que unirnos alrededor de la ciudad, que es lo que nos importa”. “A Epm hay que cuidarla”. “Si a Medellín le va bien, a todos nos va bien”. No hable del Pot, ni de movilidad, ni de empleo, ni del futuro de Epm ni, muchos menos, de lo complejo que es el cargo. Eso jamás: maneje un mensaje simple, encanta bobos, casi tan simple y bobo como usted.
Pero no se decepcione si no alcanza su objetivo, la competencia anda fuerte. ¿Qué no se siente preparado por si gana? No se preocupe: ninguno lo está. De todas formas, hacer una peor labor que el actual victorioso difícil será...