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Por Luis Gonzalo Morales Sánchez - opinion@elcolombiano.com.co
Cada país organiza su sistema de salud según su historia, nivel económico y prioridades sociales. Las diferencias más importantes radican en el tipo de seguros de salud utilizados que pueden ser públicos, privados o en casi todos, una combinación de ambos. Los dos esquemas tienen ventajas y también limitaciones.
El seguro de salud público se financia con impuestos o cotizaciones obligatorias y busca que toda la población tenga acceso a servicios médicos. En ellos la atención es un derecho que no depende de la capacidad económica de cada ciudadano, quienes casi nunca pagan directamente al momento de recibir el servicio, solo copagos mínimos, haciendo que el costo se distribuya colectivamente garantizando un financiamiento más equitativo.
El seguro privado se basa en contratos voluntarios con aseguradoras cuya cobertura depende del valor de la prima y el plan adquirido. Algunas personas con enfermedades preexistentes o con mayores riesgos no son aceptadas o deben pagar tarifas más altas. En general, el seguro privado implica pagar primas periódicas, copagos y deducibles, lo que lo hace una alternativa más costosa. Sin embargo, ofrece beneficios como rapidez en la atención, mayor flexibilidad para elegir médicos y acceso a clínicas privadas de alta calidad.
En la práctica, las diferencias radican en que el público se enfoca en la equidad, pero puede enfrentar problemas de saturación, largas listas de espera o limitaciones de recursos. El privado, en cambio, ofrece más comodidad, opciones y oportunidad en el servicio, aunque restringido a quienes puedan asumir su costo.
A nivel internacional, prácticamente ningún país tiene un sistema de un solo tipo. Algunos enfatizan en el seguro público como el Reino Unido, donde el NHS (seguro social) ofrece cobertura gratuita en el punto de uso. Canadá cuenta con un sistema mayoritariamente público financiado con impuestos que cubre a toda la población. España, los países nórdicos y Cuba siguen modelos similares, aunque con diversos grados de presencia del sector privado.
Hay países donde predomina el seguro privado siendo Estados Unidos el más conocido, que no cuenta con un seguro público universal y que en su mayoría depende de planes vinculados al empleo. En Suiza y los Países Bajos el seguro privado es obligatorio, pero está regulado y apoyado con subsidios estatales.
Los modelos balanceados entre lo público y lo privado coexisten de forma más equilibrada. Alemania se organiza en cajas privadas de seguro obligatorias, Francia combina seguro público con mutuales privadas que ayudan a cubrir copagos, y Australia ofrece un esquema universal complementado por planes voluntarios. En Colombia, EPS privadas administran recursos públicos bajo una regulación estricta lo que lo ubica en la categoría de sistemas mixtos.
No existe un modelo de salud único ni perfecto. Los públicos se destacan por su orientación hacia la equidad y la cobertura universal, los privados ofrecen mayor rapidez y flexibilidad, mientras que los esquemas mixtos intentan equilibrar lo mejor de ambos mundos. Lo esencial es que cada país logre un esquema que garantice acceso oportuno, sostenible y de calidad para su población. Las recetas ideológicas no son una buena opción.