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Columnistas | PUBLICADO EL 29 diciembre 2022

Por Luis Diego Monsalve

Por Luis Diego Monsalve - @ldmonsalve

El mundo comenzó el año 2022 con relativo optimismo porque se sentía que la pandemia del COVID-19 estaba siendo superada gracias a un alto nivel de vacunación y a que la gran mayoría de países se abrían de nuevo al comercio y a la libre circulación de personas; salvo contadas excepciones como China, que mantuvo la política de cero casos hasta finales de año, y la levantó solo hace unas semanas, tras múltiples protestas poco comunes en ese país.

En términos económicos, existía cierto temor por un brote inflacionario que venía desde mediados del 2021, provocado principalmente por el aumento de la demanda postpandemia y las dificultades logísticas en varios de los países productores.

La sorpresa más importante del año fue sin duda la invasión de Rusia a Ucrania y más aún la capacidad de esta última para resistirla, e incluso en los últimos meses, para recuperar terreno.

Sin embargo, dicha invasión y las diferentes medidas y sanciones que se aplicaron a Rusia generaron una alteración significativa en los mercados energético y de alimentos, con lo cual la inflación que se esperaba transitoria se expandió por todo el mundo y hoy se considera que podría tomar algunos años para volver a su curso normal.

El panorama geopolítico y económico para el 2023 se presenta complejo y se vislumbran riesgos o sombras. Entre otros están la prolongación y posible escalamiento de la guerra en Ucrania; una posible crisis en el área del Pacífico asiático, ya sea en el caso de Taiwán o en la península de Corea; una mayor competencia entre China y Estados Unidos, y la recesión económica que se empieza a sentir como consecuencia de la inflación galopante y de las estrictas medidas para controlarla.

A esto habría que sumar que existe el riesgo de que, en China, la “fábrica del mundo”, continúen las dificultades logísticas y productivas que se presentan nuevamente, ya no por cierres o cuarentenas, sino por la rápida propagación del virus en ese país.

Sin embargo, también hay motivos o luces para el optimismo, en la medida en que exista una mayor cooperación para abordar los desafíos globales:

En la COP27 sobre cambio climático a finales del 2021 se lanzó la campaña dirigida a lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050. La crisis del 2022 hizo que la mayoría de los países priorizaran la seguridad en el acceso a las fuentes de energía, incluidas las “más sucias”. Sin embargo, esto a su vez demostró la necesidad de acelerar la transición hacia energías más limpias, lo que ya está sucediendo y seguramente se batirán récords en este campo en el 2023.

Hace pocas semanas concluyó la COP15 sobre biodiversidad en Montreal, Canadá. En esa reunión se adoptaron ambiciosas metas de proteger el 30 por ciento de las áreas terrestres y marinas del planeta para el 2030. El 2023 debe ser el año para comenzar a implementar los mecanismos para lograrlo.

Por otro lado, en el ámbito de la tecnología, cada vez se están produciendo avances más importantes en campos como la inteligencia artificial, la automatización o la realidad virtual y aumentada, que están repercutiendo en diversos frentes, desde el trabajo y la educación hasta el entretenimiento. Igualmente, en el campo de la medicina con nuevas terapias génicas que podrían curar enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer, y otras enfermedades hereditarias.

En el frente económico, iremos viendo cada vez más los fenómenos del “nearshoring” (producción más cerca de los mercados finales) y “friendshoring” (producción en países amigos). La versión de las décadas anteriores de dar prioridad a la producción más eficiente en términos de costos irá cambiando, por lo menos en ciertos productos estratégicos a una producción más segura y confiable.

Queda una pregunta final para países como Colombia: ¿qué papel podremos jugar en todos estos campos? Parecería que en los de energías limpias, de biodiversidad y de aprovechamiento de la localización geoestratégica para producción más confiable tenemos espacio. Temas para futuros análisis

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