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Columnistas | PUBLICADO EL 14 julio 2022

Los retos del ministro Gaviria

Existe una gran deuda con los pueblos indígenas y la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera: poner en marcha su aspiración de una educación propia.

Por Mauricio Perfetti del Corral - mauricio.perfetti@gmail.com

La principal propuesta en materia educativa del presidente electo durante su campaña consistió en la gratuidad de la educación superior (“educación pública, gratuita y de calidad”). Este es un tema trascendental de la política educativa, así como de la reducción de la desigualdad; además, ha hecho parte de las protestas de los jóvenes en los últimos años en varios países. Dicha propuesta es atractiva políticamente y de gran impacto, pero tiene condiciones que deben ser analizadas.

Un documento próximo a publicarse de la profesora Montes de la Universidad Eafit muestra los intentos en Colombia, desde 2014, por avanzar en un enfoque de derechos en la educación superior y concluye que son necesarias “más acciones” para incidir efectivamente en un acceso más equitativo a la universidad, así como la falta de un estudio exhaustivo de la financiación desde la demanda. Sin embargo, el mayor hándicap de la gratuidad, además de las restricciones fiscales, consiste en las deficiencias en permanencia y calidad de la educación básica y media: ¿de qué le sirve a un joven del campo esa gratuidad si no puede terminar una media de calidad? Tanto la calidad como la asistencia se han visto afectadas por la pandemia (según estudios recientes en Colombia y Estados Unidos), lo que requiere medidas inmediatas.

El acceso, la permanencia y la calidad de la educación básica y la media son muy desiguales entre ricos y pobres, entre población urbana, rural y minorías étnicas. Este es el reto del próximo ministro Gaviria. Mejorar la calidad indica replantear el programa “Todos a aprender” enfocando aquellas instituciones con mayores privaciones y peor desempeño; enfatizar en las competencias de los docentes para un óptimo desempeño en el aula (un estudio comparado de tres países mostró que en Colombia los maestros son capaces de mantener la atención de los estudiantes durante solo media hora de clase); usar las tecnologías para aprovechar el acceso abierto a contenidos y, especialmente, diseñar una política exclusivamente diferenciada y pertinente de acuerdo con las realidades del campo y las periferias más carenciadas. Gaviria, por su experiencia en Salud, sabe bien esto.

Apremia también transformar la educación media fortaleciendo sus componentes vocacionales, pero, sobre todo, la creación de un sistema educativo que conecte la educación media y superior, con créditos académicos y certificaciones que faciliten la movilidad de los estudiantes por este sistema de “entradas y salidas”. Para esto se requeriría incluir al Sena (una vez reestructurado).

Por último, es necesario retomar dos prioridades de la Misión de Sabios (2019): atender a la primera infancia y reformar las Escuelas Normales. Y existe una gran deuda con los pueblos indígenas y la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera: poner en marcha su aspiración de una educación propia.

Sin duda, el cambio verdadero está en la educación, gracias a ella las naciones progresan, reducen las flagrantes desigualdades al impulsar la movilidad social, adoptan nuevas tecnologías y favorecen el emprendimiento (Galor, 2022). Está por verse, este es el reto de largo alcance del ministro Gaviria 

Mauricio Perfetti del Corral

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