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Columnistas | PUBLICADO EL 10 marzo 2020

Los “preppes”

Por humberto monterohmontero@larazon.es

En medio del caos, con las bolsas de todo el mundo desplomándose sin remedio y el petróleo en caída libre al precio de la Coca-Cola, un puñado de privilegiados se frota las manos. Pero no piensen mal, no son los 130 selectos miembros del club Bilderberg, que agrupa a las grandes fortunas y las personalidades más influyentes del planeta por estricta invitación. Se trata de los “preppers”, que llevan siglos ultimando el Apocalipsis en sus más variopintas formas. Los preparacionistas no tienen suficiente con vivir el día a día y sobrevivir a la infinidad de avatares que nos amenazan sin remedio en medio de la tediosa rutina. Para ellos, diseñar un fin de semana y preparar las vacaciones de verano con la familia son tareas de “boy scouts” y se anticipan a huracanes, terremotos, a la caída de meteoritos descomunales, a guerras nucleares o bacteriológicas o a los desastres tremebundos propiciados por el cambio climático.

El movimiento, más viejo que la tiza desde los tiempos de Noé, se ha expandido sin remedio desde la irrupción de las redes sociales. Según ellos, acaparar agua, conservas y comida deshidratada para tres meses les convierte en seres preparados para sobrevivir a cualquier catástrofe. La supervivencia está en el ADN de todos nosotros. Sin ella, jamás hubiéramos progresado como especie. Sin embargo, la mayoría de nosotros no queremos ponernos en el peor de los escenarios porque, simplemente, lo más normal es que este no acontezca nunca. Por pura probabilidad.

El sinvivir en el que habitan los “preppers” es un camino inhóspito. Pero, ay amigos, el día que se cumpla su máxima SHTF –siglas de “shit hits the fan” o, lo que es lo mismo, el día en que el ventilador extienda la mierda–, podrán reírse en nuestra cara. Ahora, con la dichosa expansión del coronavirus, se suceden los reportajes sobre esta comunidad y el secretismo en el que guardan la ubicación de sus instalaciones, redes y búnkeres. Si es que existen, porque como son secretos a saber, oiga. En cualquier caso, esta comunidad, que contaría al menos con unos 140.000 miembros conocidos, según Reddit, la red más utilizada por ellos mismos, canta victoria y saca pecho. Ahora podrán vociferar eso de “os lo dije, el final estaba cerca”, que solían cacarear los locos y los adventistas con mensajes plagados de “buenrollismo”. Y hacer negocio con el papel higiénico, que por lo visto es uno de los productos que acaparan con mayor interés. Al parecer, en esos meses que los supervivientes a cualquier catástrofe pasarán encerrados y bajo tierra devorando latas de judías, guisantes y carne estofada, el bien más preciado, el oro o el papel moneda del Armagedón, será el papel higiénico. Porque, según los preparacionistas, después de pasar unas semanas rebañando salvas sean las partes con hojas o lo que esté más a mano, el trasero no soporta más y, entonces, el rollo del baño se convierte en maná caído del cielo.

La cuestión es a quién le cambiarán sus tesoros si todos estaremos criando malvas. ¿Qué harán estos pobres cuando salgan de sus agujeros y no queden nada? Y lo que es más importante, ¿a quién le interesa sobrevivir en un mundo hecho mierda? Así que, conmigo que no cuenten. Cuando llegue el día del Juicio Final me agarrará tomándome una copa de vino blanco bien fresco y una tapita de jamón. Porque para vivir angustiado ya tengo al Gobierno social-chavista de España. Y si sobrevivo a eso, seré inmune a todo.

Humberto Montero

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