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El 7 de julio de 1921, a los 84 años de vida, murió en Medellín la madre María José Upegui Moreno, fundadora de las Siervas del Santísimo y la Caridad. Llama la atención que haya pasado tan desapercibido este primer centenario de su muerte.
Fue fundadora de la primera comunidad femenina católica surgida en Antioquia y era tía de la Madre Laura. Dio en su época un testimonio de entrega a los pobres, los ancianos y los olvidados de la sociedad. Y preconizó una espiritualidad eucarística que llenó de contemplación mística su vida personal y su labor apostólica y de fundadora.
Había nacido en San Cristóbal (en Robledo) el 4 de enero de 1837, hija de Lucio Upegui y María de Jesús Moreno. Su madre muere apenas dos horas después del parto y su padre contrae nuevo matrimonio con Mariana Echavarría. Tres aspectos resumen la santidad y la espiritualidad de esta religiosa antioqueña: la adoración al Santísimo, la caridad con todos los necesitados y una atracción por la clausura del Carmelo.
A la señorita Upegui Moreno le impactaba algo que hoy, con esto de la pandemia y los templos vacíos, se ha vivido más hondamente: la “soledad de los sagrarios”. Por ello, propondrá en ese Medellín de su juventud, una práctica devocional de la que fue pionera: la adoración eucarística, que se llevaba a cabo todos los jueves en uno de los templos de la ciudad.
Había dejado la casa paterna a los quince años y a los diecisiete, con ese anhelo de ayudar a los más necesitados, trabaja como enfermera en el Hospital San Juan de Dios.
Llega a ser directora de la institución durante 22 años. En 1878 la gobernación le asigna la dirección del Hospital Mental, al frente del cual está por veinte años. Fue entonces cuando llevó a vivir con ella a su sobrina, Laura Montoya Upegui, nuestra madre Laura.
En 1882, sin dejar la dirección del Hospital Mental, funda la casa para ancianos San Antonio, y en 1884, con Monseñor José Ignacio Montoya, llamado “el padre de los pobres”, funda una casa de huérfanos de la que fue directora también hasta 1887. En 1898 deja definitivamente el Hospital. En 1901, a sus 64 años todavía tiene arrestos para ofrecernos su mejor legado: la comunidad religiosa Siervas del Santísimo y la Caridad. Dos décadas después, el 7 de julio de 1921, a los 84 de vida, muere en olor de santidad