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Columnistas | PUBLICADO EL 24 marzo 2021

Lecciones del caso Jineth Bedoya

Por Ana Cristina Restrepo j.redaccion@elcolombiano.com.co

El 25 de mayo de 2000 cambió para siempre la vida de Jineth Bedoya y la manera en que se concibe el ejercicio del periodismo por parte de las mujeres en Colombia.

La reportera enfrentó un juicio contra el Estado colombiano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El mismo Estado que ayer reconoció su error y pidió excusas a medias, no ha investigado ni juzgado a ningún autor intelectual. Tampoco existen condenas por las amenazas que ella ha recibido durante veinte años.

¿Qué desvelan estas audiencias?

1. Los símbolos: Camilo Gómez, director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica se retiró de una audiencia. Recusó a jueces. Huyó. Se excusó, tarde, despojado de voluntad de cambio. Cada acción refleja lo que suele ser el Estado ante la violencia de género.

2. Las preguntas del Gobierno y la calidad humana de quienes lo integran: el abogado Giovanni Vega averiguó de forma casi morbosa si el periodista Jorge Cardona relató en su denuncia (26/05/2000) el abuso sexual contra Bedoya; e indagó por el uso de los esquemas de seguridad. ¿Un interrogatorio que pone la carga de la responsabilidad sobre las víctimas?

3. Torpeza incriminatoria: Gómez era funcionario cuando ocurrieron los hechos, ¿Quién lo asesoró en estas audiencias? La representante de Bedoya, Viviana Krsticevic, directora del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, afirmó que en 25 años nunca había atestiguado el retiro de un Estado de una diligencia.

4. Politización del primer caso colombiano de violencia sexual en un tribunal internacional: si la recusación fue una maniobra dilatoria, la petición de Gómez de trasladar el caso a la OEA fue una advertencia de largo plazo para las periodistas en Colombia. (Vuelve y juega: los poderosos intentan escoger al juez como garantía de impunidad).

5. Las fichas de la justicia patriarcal: La intervención de María del Pilar Ospina, experta en protocolos para casos de violencia sexual de la Fiscalía, con magistral dominio de normas sobre el papel, se presentó sin cifras ni jurisprudencia. Cual vasalla de Francisco Barbosa, se excusó por sonar crítica con la institucionalidad.

La revictimización judicial es una situación estructural que las instituciones se niegan a reconocer: “Enfrentar un juicio es una segunda violación”, reitera Jineth Bedoya.

6. Reparación simbólica: desde 2004, la Escuela de Mecánica de la Armada en Argentina es un espacio para la memoria. Trasformar el uso de un sitio que con recursos del Estado detenía y torturaba, no es nada nuevo: clausurar La Modelo es una medida de reparación, una señal para las generaciones venideras.

7. Justicia sin contexto: el contexto es garantía de no repetición. La CIDH estableció que el caso de Bedoya se dio en un contexto de violencia contra periodistas y de violencia sexual contra mujeres durante el conflicto armado. La perita Daniela Kravetz explicó que no basta con judicializar a los autores materiales (como sucede en el caso en cuestión). Bedoya repitió que hay un general de la Policía implicado, ¿dónde están las investigaciones a miembros del Inpec, Policía y Ejército mencionados en las diferentes declaraciones?

8. La Fundación para la Libertad de Prensa recalcó ayer: la protección de periodistas en Colombia tiene falencias estructurales que acogen criterios políticos y no técnicos.

9. “Somos hijas de la paciencia... No todo está perdido”, concluyó Krsticevic. Quisiera creerle, pero me cuesta

Ana Cristina Restrepo Jiménez

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