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Columnistas | PUBLICADO EL 04 noviembre 2021

Lecciones de Harari para Colombia

Por Mauricio Perfetti del Corralmauricio.perfetti@gmail.com

Yuval Noah Harari fue invitado al Summit 2021 de Protección en alianza con Sura Asset Management la semana pasada. Su pensamiento genera grandes reflexiones a nivel mundial; lo relevante quizás consista en extraer el significado de estas para nuestro país, para la política pública y para nuestro futuro.

Harari plantea que la pandemia a nivel mundial se caracteriza por un rápido avance y acción de la ciencia, así como por malas decisiones políticas y alternativas de solución. En el caso colombiano surgen tres comentarios al respecto. Pese al retraso en el inicio de la vacunación, esta permitió reducir efectivamente el contagio y muerte por covid-19; lo crítico han sido los efectos de la pandemia en la economía, la educación, los hogares y la salud mental. Se han presentado limitaciones indeseables en la implementación de varias de las medidas económicas, tardanza en decisiones eficaces para el regreso a escuelas y colegios y la ausencia de acciones decididas frente a la informalidad, a la salud mental y al medio ambiente. Dos datos importantes de lo anterior: según la Encuesta Pulso Social (Dane, 2021) a septiembre, el 75,2 % de los hogares pobres no tiene mayores posibilidades de comprar alimentos y ropa con respecto a la situación económica del año pasado; y mientras casi el 15 % de las personas no pobres no están vacunadas, ese porcentaje es de 32 % en el caso de personas en condición de pobreza.

Harari sugiere la existencia de dos retos mayores que la pandemia misma. El primero se refiere al hecho de que los seres humanos estamos forzando un desequilibrio ecológico.

Quammen (“Contagio”, 2020) precisamente señala que la pandemia del covid-19 hace parte de las decisiones de la humanidad al romper por sus acciones el orden natural en cuanto a los sitios donde se alojaban los virus; esto exige de nuevos hospedadores, incluyendo a los seres humanos. Es urgente cambiar la manera como nos relacionamos con el medio ambiente, hacer sostenible el consumo y el sistema productivo y no continuar depredando el medio ambiente. Esta es una enseñanza contundente de la pandemia. Colombia debe, entre otras, parar y revertir la deforestación, acoger seriamente el informe de hace unos pocos años de la Misión de Crecimiento Verde (DNP, 2018) y comprometerse con una cuidadosa transición energética.

El segundo reto se refiere a las consecuencias mundiales del “tránsito hacia una vida inorgánica dirigida por la inteligencia artificial”. Más allá de las implicaciones éticas y ontológicas, según Harari esto lleva a un mundo dividido en “colonias digitales” cuyo activo principal es la información y su uso. Esta nueva realidad implica que ya no existan “trabajos para toda la vida”, pues las demandas laborales se renovarán cada diez años dados los vertiginosos cambios tecnológicos. Lo anterior hace reaparecer el término “reentrenamiento”, pero las posibilidades de este favorecen a los países ricos. Así surge la configuración de lo que Harari llama una “nueva clase irrelevante”, que ya no va a estar desempleada, sino sin posibilidades de ocuparse por la obsolescencia de sus conocimientos y habilidades. Esto genera grandes consecuencias económicas y políticas y es un desafío que tiene el país frente al nuevo orden mundial. Llegó la hora de repensar seriamente la educación media, técnica y tecnológica, y el rol del Sena, y acoger las recomendaciones de la Misión de Sabios 2019.

Harari es enfático en la necesidad de una acción global y cooperada para enfrentar este nuevo colonialismo, y para que el nuevo mundo corporativo basado en la información y la inteligencia artificial no profundice aún más las desigualdades en el planeta. Lograr esa acción requiere, tal como lo han expresado las páginas editoriales de este periódico, de toda una reforma del sistema multilateral actual y, por ende, al sistema de las Naciones Unidas; y, por supuesto, una muy activa política exterior de Colombia, contraria a la de los últimos tres años 

Mauricio Perfetti del Corral

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