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Columnistas | PUBLICADO EL 25 mayo 2022

Las (nuevas) sufragistas

El actual panorama electoral evidencia no solo el peso del compromiso de elegir, sino lo mucho que cuesta admitir que los demás lo hagan con libertad.

Las (nuevas) sufragistas
Por Ana Cristina Restrepo Jiménez -
redaccion@elcolombiano.com.co
Infográfico

Elegir es el verbo rector, el más difícil de conjugar. El actual panorama electoral evidencia no solo el peso del compromiso de elegir, sino lo mucho que cuesta admitir que los demás lo hagan con libertad.

La persuasión para “guiar” (eufemismo para coaccionar, dizque en “nombre de la democracia”) la elección ajena es una forma de infantilización, cuyos mecanismos se multiplican cuando se dirige a las mujeres. Desde finales del siglo XIX, las sufragistas lucharon por derechos que hoy muchas asumen como “naturales”: “De todas las fronteras, la de la política fue, en todos los países, la más difícil de atravesar”, escribió Michelle Perrot en Mi historia de las mujeres.

Lo personal es político: las elecciones que afectan ese “adentro” que es el cuerpo de las mujeres y el espacio privado del hogar (patriarcal, invisibilizado, violento) también es “guiado” no en “nombre de la democracia” sino en el de los “valores”.

¿Equiparar la elección de políticos (el afuera, lo colectivo) con la elección sobre el destino propio (el adentro, lo individual)?

Cada año, la revista Time elige a las cien personas más influyentes del planeta. Dos feministas colombianas (una de Medellín) están en la lista 2022: Ana Cristina González y Cristina Villarreal.

González, una de las pioneras del Movimiento Causa Justa, creció en una familia paisa de tres hermanas (misma madre, distintos padres) y una abuela liberal. Graduada de colegio y universidad confesionales, en la carrera de Medicina descubrió las particularidades de la discriminación contra las mujeres. Conoció la obra de Simone de Beauvoir, estudió una Maestría en Investigación Social en

Salud, y luego un doctorado en Bioética y Salud Pública. Activista desde los años ochenta, batalló por la libre opción de la maternidad ante la Asamblea Nacional Constituyente, y comenzó su vida profesional en Profamilia. En los noventa, tras la sentencia de la Corte Constitucional que mantuvo el delito de aborto, vio una luz en el salvamento de voto de Carlos Gaviria. Entonces, con Cristina Villareal, Beatriz Quintero, Florence Thomas y María Isabel Plata, fundó La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres.

Desde su experiencia en múltiples focos, como directora nacional de Salud Pública, y consejerías Onu y Cepal, dice: “El cuerpo está intrínsecamente ligado a nuestra libertad. Sin la posibilidad de decidir sobre ese cuerpo no somos libres, por tanto no somos ciudadanas plenas. El aborto tiene muchos significados como médica: toda la injusticia que simboliza, las consecuencias terribles sobre ciertos grupos de mujeres; pero tiene también significado como mujer feminista, y ciudadana: ¡es la conquista de esa libertad lo que siempre me ha movido!”.

Las nuevas sufragistas son aquellas que, durante décadas, han soportado las arremetidas de los poderes más arraigados del statu quo mundial: la Iglesia católica y los grupos conservadores que temen la autonomía económica, política y reproductiva de las mujeres. Elegir desde adentro para transformar el afuera; en palabras de González: “Es la batalla cultural más importante de este siglo”

Ana Cristina Restrepo Jiménez

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