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Columnistas | PUBLICADO EL 21 noviembre 2021

La tecnología al servicio del ser humano

Por Catalina Rengifo* redaccion@elcolombiano.com.co

A las 5 de la mañana suena el despertador, el mismo está sincronizado con el celular, que a su vez está sincronizado con el reloj inteligente, el cual monitorea el sueño y, en general, analiza no solo cada paso de nuestra actividad física, sino los rasgos generales de nuestro estado de salud. El internet de las cosas facilita nuestro día a día y la analítica soporta hoy la mayoría de las decisiones que tomamos.

Nuestros días se traducen en una suma de actividades potenciadas por las diferentes aplicaciones, soluciones y componentes de eficiencia tecnológica, que hacen que la vida de todos sea más fácil. Gracias a los adelantos tecnológicos somos cada vez más productivos y a esa productividad la llamamos: bienestar. Un bienestar fundamentado sobre todo en la capacidad que tenemos de hacer. La tecnología está al servicio del ser humano en la medida en la que nos permite hacer más en menos tiempo: Eficiencia y productividad.

Al igual que muchos que leen hoy esta columna, esa era mi percepción de lo que es y debía hacer la tecnología; sin embargo, durante el lanzamiento de la iniciativa público-privada Conectividad con Propósito mi percepción cambió. La iniciativa brinda la posibilidad de conexión a más de 3.000 personas, conectando 24 escuelas, lo que se traduce en eficiencia y productividad, pero también se traduce en inspiración y propósito de vida. Eso fue lo que me explicó Luisa Fernanda, una joven de 16 años cuando me dijo: “Este proyecto me regala algo que siempre soñé: la posibilidad de ser quien quiero ser, puedo conocer referentes femeninos que, así como usted, están haciendo algo desde la tecnología, puedo permitirme verme en ellas”. Luisa me regaló un nuevo significado de tecnología, la cual no es solo una herramienta para hacer, es una herramienta que nos permite ser.

Inspirada por esa conversación y convencida de que debemos darle a todos las herramientas necesarias para hacer y ser, regresé a la lectura del documento de Jan Van Dijk, “A framework for digital divided research”, buscando en él pistas sobre cómo trabajar en la eliminación de la brecha digital. El autor explica cómo las diferentes brechas de acceso para la digitalización son atendidas, haciendo énfasis en que hay una falta de planes y programas que resuelvan la primera cadena del eslabón, la brecha mental. Esa brecha que se genera cuando decidimos que la tecnología no es para todos, que nosotros no podemos ni vamos a lograr utilizarla. De acuerdo con el autor, la inspiración es la única forma de romper la cadena y eliminar la brecha digital. La pregunta es: ¿En qué estamos fallando? Por qué desde temprana edad las jóvenes, incluso las que tienen acceso a internet, deciden no explorar carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Stem, por sus siglas en inglés). La brecha digital no existe solo por falta de conectividad, ni por carencia de capacitaciones en áreas tecnológicas; la brecha digital, como lo dice el autor, es consecuencia de la falta de inspiración.

Desde la academia nos concentramos en enseñar cómo la tecnología nos ayuda a mejorar la productividad, enseñamos a las nuevas generaciones capacidades para la cuarta revolución industrial, como lo son: generación de contenidos, programación y ciberseguridad; todas capacidades requeridas e importantes, pero, como hemos visto, aprender a “echar código” no es suficiente para eliminar las brechas digitales. Como dice el proverbio chino, “el mejor momento para plantar un árbol era hace 20 años, el segundo mejor momento es ahora”. Y es ahora cuando debemos empezar a visibilizar esos referentes que nos ayuden a desaparecer la errada creencia de que la tecnología no es para todos. Debemos generar acciones que nos permitan darle a más Luisas razones para creer en ellas mismas, para ver en la tecnología un camino de transformación, para reconocerse en otras mujeres y verse movidas por ellas, para permitirse soñar.

Solo eliminaremos la brecha digital cuando logremos implementar la ecuación completa: productividad + inspiración + propósito de vida. Estas últimas dos partes de la ecuación se las estamos debiendo a nuestros jóvenes, es hora de empezar a transformar la percepción y entender el verdadero significado de la tecnología al servicio del ser humano 

* Gerente de proyectos para las Américas en Microsoft. Miembro de Women in Connection y Cofundadora de Mujeres TIC.

Caty Rengifo Botero

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