Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 07 septiembre 2020

LA NECESIDAD DE ANDENES

Por Armando Estrada Villa

aestradav@une.net.co

En Medellín, según el Plan de Desarrollo 2020-2023, el 30 % de los desplazamientos se realizan a pie. Por ello, puede afirmarse que todo habitante de la ciudad, en algún momento de su vida diaria, tiene necesidad de caminar determinada distancia para llegar a un destino que ha establecido previamente. Se trata de la movilidad peatonal indispensable para atender intereses y necesidades de carácter familiar, social, cultural, comercial o religioso, como ir a la iglesia o al culto, al supermercado, a la tienda de la esquina, a la institución educativa de niños y jóvenes, al almacén del barrio o también para conectarse con los sistemas de transporte masivo como el bus, el Metro, Metroplús o Metrocable. Además, con la ubicación en los barrios de los supermercados La Vaquita, Justo y Bueno y D1, los recorridos peatonales están aumentando. De allí, la perentoria necesidad de andenes por donde se pueda circular con seguridad, comodidad y continuidad.

¿Y cómo son los andenes en Medellín?

La normatividad establece con precisión que los andenes constituyen espacio público lateral de una vía destinado al tránsito exclusivo de peatones y definen mediante sus especificaciones técnicas que deben ser continuos y del mismo nivel a lo largo de todas las calles, libres de obstáculos o barreras fijas o temporales que obstaculicen la continuidad de la franja de circulación, de una anchura que permita el paso mínimo de dos peatones, con pasos peatonales demarcados en las esquinas de mayor circulación, con sardineles, rampas y vados que faciliten la movilidad peatonal, con pisos en buen estado y construidos con materiales duros y antideslizantes en seco y en mojado.

No obstante lo consagrado en las normas, en muchos sectores de la ciudad los andenes muestran serias deficiencias de diseño, construcción y mantenimiento, pues tienen numerosas discontinuidades y rupturas de nivel a lo largo de las calles, que pueden variar de casa en casa o de edificio en edificio, el piso es disparejo y en avanzado deterioro, presentan barreras fijas o móviles que obstaculizan el paso: fijas, debido a la irregular construcción de parqueaderos en altura o subterráneos y a la invasión de las aceras por locales comerciales, y móviles o temporales, por el aparcamiento abusivo de vehículos y motos en los andenes.

Además, hay sitios donde tienen pronunciadas rampas y altas escalas, o no tienen la anchura necesaria, que obliga al peatón a caminar por la calzada vehicular, lo que, unido a las barreras, hace que automotores, ciclistas y peatones deban compartir un espacio común, lo que facilita la accidentalidad y en ocasiones afecta la convivencia. Destacable es el hecho que los propietarios de algunos inmuebles creen que cada tramo de andén frente a la casa o edificio les pertenece y que por tanto pueden hacer con él lo que les provoque, hasta llegar a ocuparlo total o parcialmente.

La carencia de andenes accesibles para la movilidad de niños, ancianos, discapacitados, el que va en silla de ruedas, el que empuja un coche para bebé y aun para un peatón normal, es notable en barrios que camino regularmente como Laureles, más en Simón Bolívar, La Castellana, Belén y La América y mucho más en Las Mercedes y San Bernardo.

Por eso, celebro que el Plan de Desarrollo hable de “Medellín Caminable”. Ojalá sea realidad para así mejorar la calidad de vida urbana.

Si quiere más información:

.