Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 02 noviembre 2022

La mujer víctima de la violencia

A diario las estadísticas de la crueldad revelan crímenes, atropellos y vejaciones contra el honor y la integridad femenina. Sigue siendo la víctima más apetecida de la brutalidad colombiana.

Por Alberto Velásquez martínez - redaccion@elcolombiano.com.co

Mientras el gobierno nacional seguía acumulando torpezas con sus contradicciones y confusiones que forman una torre de babel, el Instituto Nacional de Salud estimaba en cerca de 93.000 casos la violencia ejercida contra la mujer. Y Medicina Legal hablaba de más de 500 mujeres asesinadas en Colombia durante el primer semestre de este año. Es decir cerca de 3 mujeres por día. A diario las estadísticas de la crueldad revelan crímenes, atropellos y vejaciones contra el honor y la integridad femenina. Sigue siendo la víctima más apetecida de la brutalidad colombiana.

En el conflicto interminable colombiano ha sido la mujer la que más ha sufrido los estragos de la violencia. Las líderes sociales ponen una alta cuota de asesinatos selectivos. Las matan jóvenes y adultas, dejando cientos de viudos y huérfanos en medio del dolor y la muerte. En esta cosecha siniestra, las sobrevivientes, por lo general mujeres sencillas y modestas, aguantan y se unen en asociaciones, mostrando sus fortalezas especialmente en aquellas zonas de pugnas apartadas de la mano del Estado.

Cerca de 4.5 millones de mujeres, según el Registro Único de Víctimas, han sido atormentadas por la subversión en todas sus modalidades. Han cargado el peso de la violencia. Levantan las cabezas para imponerse sobre las tristezas de la viudez, la orfandad, las violaciones, las humillaciones y los desplazamientos forzados, que les tocó y les han tocado vivir en medio del fuego cruzado de la imbecilidad de la criminalidad colombiana.

Pero a pesar de tantas vicisitudes no se entregan. Tienen una capacidad de resistencia ejemplarizante. La resiliencia parece ser su fuerte. Hoy, siete décadas después de conquistar sus derechos políticos, las mujeres se abren paso, a codazo limpio - demostrado como luchadoras al obtener en la India el subcampeonato mundial de fútbol juvenil -, para ser protagonistas de primera línea en la vida deportiva, política, empresarial y trabajadora. Son ejemplo de laboriosidad, honestidad e inteligencia. Amplifican su voz reivindicadora en las asociaciones femeninas tanto de mujeres colombianas como de mujeres latinoamericanas. Impulsan fundaciones y Ong, así como fortalecen organizaciones de mujeres campesinas e indígenas. A una voz reclaman, sin complejo alguno, la igualdad de género y el derecho a decidir sobre sus cuerpos, conductas amparadas en sus conciencias más que en prejuicios oscurantistas o en decisiones jurídicas.

Como funcionarias del Estado, las mujeres han comprobado que son menos proclives que los hombres a dejarse seducir por la corrupción. Tienen una ética más definida y profunda. Son escasas las acusaciones que en ejercicio de ministerios, magistraturas, juzgados, instituciones oficiales, deportes, se dan contra ellas. No son fuerza principal y definitoria, sino hechos aislados, en el entramado corrupto que se devora al Estado. Pero siguen pagando una cuota muy alta en esta guerra de nunca acabar como lideresas políticas, sociales, comunales, como sencillas trabajadoras, como compañeras del hombre. Ya no quieren ser más esclavas del machismo sino ciudadanas en pleno ejercicio de sus derechos.

La mujer colombiana es hoy ejemplo de lucha, sacrificio y dignidad .

Si quiere más información:

.