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Se le olvida, o se hace el bobo, que ellos, los del grupo M-19 bajo el mando de Petro, se unieron con el narcotraficante Pablo Escobar para atacar el Palacio de Justicia, e incendiar los expedientes que los llevarían a la cárcel.
Por Juan Gómez Martínez - redacción@elcolombiano.com.co
Me gustaría poder decir que la mala memoria de Petro es lo que lo induce a cometer tantos errores históricos en sus intervenciones, pero es imposible que ese problema llegue a tanto, para justificar las barbaridades que dice en sus discursos.
Estuve muy atento a lo que les dijo a los colombianos que asistieron a una reunión con el presidente del cambio, ¿cuál cambio? En París, donde dijo tantas falsedades que no pueden ser de un mandatario con dos dedos de frente.
Allí sí que aprovechó para decir barbaridades, inconsistencias y mentiras. Pobres de nosotros los colombianos, con un primer mandatario tan mentiroso o incapaz. No se sabe qué es peor.
Habló, por ejemplo, de las oligarquías empresariales que se han unido con el narcotráfico para producir más utilidades en sus empresas y ser injustos con los trabajadores. Se le olvida, o se hace el bobo, que ellos, los del grupo de Petro, se unieron con el narcotraficante Pablo Escobar para atacar el Palacio de Justicia, e incendiar los expedientes que los llevarían a la cárcel.
Se le olvida, o se hace el bobo, que fueron ellos, los guerrilleros del M-19 bajo su mando, quienes atacaron, tuvieron como rehenes a los que estaban allí y mataron a una persona en el asalto a la embajada de la República Dominicana.
Debemos recordar también el robo de armas y elementos de guerra, cuando asaltaron el Cantón Norte en Bogotá; en ese grupo estaba nuestro ahora presidente Gustavo Petro. No se nos puede olvidar el dinero recibido en fajos de billetes y que metía en bolsas de plástico negro.
Ahora viene a hablar de las oligarquías que abusan de sus empleados, de la señora de los tintos que tanto repitió, de sus trabajadores a quienes, según él, no les pagan ni horas extras, ni el trabajo dominical, ni las horas nocturnas. Todo esto lo hace para justificar sus reformas presentadas al Congreso y que este no se ha dejado convencer por tanta demagogia.
Ese fue el presidente que eligieron los incautos y nos lo tenemos que aguantar hasta la terminación de su período, si es que la justicia no interviene y cumple con la Constitución. Debemos recordar, y soy ingeniero, que una persona que ha delinquido, que ha cometido crímenes y ha pagado cárcel por esos delitos, no puede ocupar puestos públicos y, mucho menos, el primer cargo de la nación.
Lo anterior, es a nivel nacional, pero, si miramos a Medellín y la administración distrital, sí que estamos mal. Van más de tres años de mandato y sólo se ha visto caos en el gobierno. Empezando por el alcalde que nos eligieron, que no conocía ni ha tenido tiempo de conocer a Medellín. El tiempo de su administración, lo ha gastado en repartición de cargos para sus amigos y para que muchos de ellos, se hayan dedicado a repartir puestos y gabelas a su gente, con el fin de tenerlos contentos y agradecidos para las elecciones regionales que se avecinan. Pobre Medellín con ese tal alcalde.