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Los gladiadores, hombres y mujeres, fueron una sombra funesta de la historia de la humanidad. Combatientes que entretenían al sórdido público romano con confrontaciones violentas contra otros gladiadores y animales salvajes. Los mal llamados “juegos de gladiadores” se prolongaron durante casi mil años, alcanzando su éxtasis entre el siglo I a. C. y el siglo II d. C.
Dos grandes películas han recreado este pasaje perverso de la humanidad. La saga del Gladiador I y el Gladiador II. El Gladiador I corre alrededor del año 180 con Máximo, interpretado de manera brillante por Russell Crowe. Y el Gladiador II, ya pasando por las salas de cines, dirigida nuevamente por Ridley Scott, recrea los años siguientes de esa época turbia. Denzel Washington lo vuelve a hacer esta vez interpretando al antagonista Macrinus, un antiguo esclavo que planea ganar el poder absoluto.
La historia perversa de los gladiadores no ha finalizado. La hemos prolongado. Hemos convertido a muchos, especialmente a los futbolistas, en una nueva versión de los gladiadores. Los estadios y las redes sociales son los nuevos coliseos romanos. Sobre los jugadores depositamos todos nuestros desbalances emocionales. Les exigimos lo que nosotros no somos ni hemos logrado. Si ganan, queremos una foto con ellos. Si pierden son unos pechos fríos que merecen todo tipo de violencia. Nos pertenecen. Son, ante todo, desechables. Están para entretenernos. No les admitimos que sean segundos. Deben comportarse como nosotros proyectamos el deber ser.
Cualquier nombre es solo una referencia. Messi, Cristiano, Falcao, James, Lucho, Ospina, Ramos, en fin. Les ponemos sobre sus hombros nuestras frustraciones. Nuestros sueños. Nuestras luchas. Nuestras derrotas. Nuestras encrucijadas. Nuestros miedos. Nuestras culpas.
En estas reflexiones de inicio del 2025, me acordé de un personaje fantástico: El Minguito. Les recomiendo ver este video: Minguito habló de Messi y volvió a emocionarnos a todos - Polémica en el Bar. Minguito habla sobre Leo Messi. Y hace referencia al cuento de Hernán Casciari “Messi es un perro”. Se nos olvida, como alguna vez lo dijo Messi: “Solo soy un chico al que le gusta jugar a la pelota”. Y nos pregunta Minguito: ¿Voz sos primero, segundo o tercero de algo en el mundo? Replicando esta pregunta. ¿Alguna vez has jugado de 10 en el mejor equipo del mundo? Bueno, un tal James Rodríguez lo hizo y marco 47 goles. Pero no es suficiente. Le exigimos triunfar en todos los clubes, cumplir con nuestro modelo de éxito y ganar siempre.
¡Qué locura! En un mundo dividido entre ganadores y perdedores, Demi Moore se mandó un gran discurso en los premios Golden Globes por su última actuación en La sustancia. “Llevo haciendo esto durante 45 años y esta es la primera vez que gano algo como actriz”. Siempre ha sido la gran Demi Moore, no importa que “nunca” hubiera ganado nada. Y no importa que ahora, sea una “ganadora”.
Disfrutemos, respetemos y apoyemos a todos aquellos que logran cosas. No se nos olvide, al final son seres humanos a los que les gusta jugar a la pelota. O practicar cualquier deporte. O ser lo que sea. No perpetuemos esa cultura nefasta de los gladiadores. Rompamos el círculo.
