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“Morat, la banda colombiana que conquista el mundo al ritmo del banjo”. The New York Times, 2021. Una historia que comenzó oficialmente en Bogotá el 13 de diciembre del 2011.
Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, Simón Vargas y Martín Vargas, representan muchas de las cosas que deberían pasar y multiplicarse por mil. Espero que esto nunca cambie. De aquellos primeros toques en La tea bar, donde jugaban a adivinar si llegarían 100 o 200 personas a lograr este año cumplir un sueño: una gira apoteósica con conciertos de 30 canciones, con lleno total en 24 estadios, 14 países, y más de 1 millón de asistentes. ¡Wow! ¡Wow! ¡Wow!
Morat, me conectó con otro crack colombiano. Felipe Gómez. En una columna del 2022 me referí a Felipe, como uno de los mejores conferencistas del mundo. Y hoy lo sigue siendo.
Felipe, también a partir de su pasión por la música, estudió por qué los grandes músicos logran que el público exclame ¡Wow! Como le pasa a Morat. El público de pie canta con el corazón todas sus canciones. Grita de emoción y aplaude, sin parar, una gran puesta en escena. Felipe encontró la respuesta. Los grandes músicos alcanzan niveles sobresalientes de virtuosidad gracias a la combinación de método, actitud y pasión.
Método, que significa el dominio total del conocimiento y del estado del arte de los instrumentos musicales. Para mí, Morat es una banda de 4 músicos fuera de serie. El método implica determinación, disciplina y perseverancia. Miles de horas de estudio y de ensayos. Con el método el talento explota y se alcanza la excelencia. Esto es hoy Morat. Sus conciertos son el resultado de un exigente método. Aliados con los mejores. Un equipo sobresaliente. Cada detalle pensado y ejecutado a escala mundial.
Actitud, que significa conectarse con la audiencia y sus sueños. Sus angustias y sus miedos. Implica empatía y humildad. En el caso de Morat, una actitud permanente de buena vibra. De amigos del alma. Letras que abrazan las luchas que otros libran. Que ellos mismos libran. Faltas tú, Besos en guerra, Llamada perdida, Enamórate de alguien más, No se va, Yo no merezco volver, Acuérdate de mí, Debí suponerlo, A dónde vamos, 506, Sobreviviste, Mi suerte. La mágica lista continúa.
Y pasión, que significa generar emociones y sentimientos positivos. Implica coraje, prudencia y amor. Como dice Angela Duckworth, en su libro “GRIT”: El poder de la pasión y la perseverancia. La pasión es el motor de la innovación. La creación de valor en vivo y en directo. Felipe Gómez siempre recuerda a Beethoven, “Tocar una nota equivocada es insignificante, pero tocarla sin pasión, es imperdonable”. Morat es pasión. Que va más allá de la música. Con su fundación “Aprender a quererte”. A eso vinimos: A aprender a querer. Desde la fundación, están convencidos de la potencia de la educación. Su director, otro crack. Juan Pablo Aristizábal.
Si tuviera que elegir el personaje del año, sin duda elegiría a Morat, por todo lo que representa esta genial banda. Son el vivo ejemplo, que en la ejecución está la diferencia, cuando se tiene método, actitud y pasión.
