Pico y Placa Medellín
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Estación Claustro (espacio que en las catedrales y monasterios medievales usaban los clérigos y frailes para meditar caminando por los bordes de un estanco cuidado con esmero), a las que llegan los que creen que la naturaleza se renueva así la traten a martillazos, los que entienden que la Tierra respira no importa que la ahoguen, los que ven la niebla de los amaneceres y cómo ésta se diluye para ir mostrando los colores, los que entienden que todo al inicio fue una bruma enorme y de ahí venimos todos (animales y plantas, el agua y el aire), los que no dudan de las brujas y duendes de los bosques, los aquelarres y las reuniones de hadas; los que respiran el aire puro de terrenos no invadidos, los que, como Robert Graves, suponen que los árboles fueron soldados caminantes y al llegar la paz ya no se movieron más para que hubiera alegría y biodiversidad (leer La diosa blanca); los artistas (poetas y pintores) que sentían las renovaciones y la escala de melodías y armonías, y los góticos buscando miasmas y seres de los inicios del amanecer. Y en esta persistencia brumosa, Jorge Luis Borges viendo aparecer a su Buenos Aires eterna, siempre revelándose nueva a la orilla del río de La plata.
La niebla, hay ciudades que la acreditan (Londres) y novelas con este nombre (la de don Miguel de Unamuno), es una emanación de la tierra y la fuerza de la vida que se revela, es el camino que se inicia y los principios de todo lo que, siendo diverso, aclarado es lo existente. En Las metamorfosis de Ovidio, la niebla es lo que se diluye para encontrar las huellas de los que fueron antes, los pasos a seguir y el poder salir de lo que ha sido un diluvio. La niebla, que es un fenómeno natural, es también metáfora que habla de monstruos que nos siguen y la claridad los destruye.
Con este tema de la Niebla (lo que se diluye para que los trinos se inicien), el pintor Juan Guillermo Herrera Soto abre su exposición en el Claustro de Comfama con una instalación acompañada de óleos que nos sitúa ante la persistencia de la natura, la magia del renacer y la importancia de la vida que, así desaparezca la especie homínida, seguirá apareciendo renovada. ¿Le hacemos falta a la naturaleza? Baruj Spinoza dice que no, que ella es y no sale de su sustancia (conatus) y nosotros apenas un mero modo (una acción) que, si se integra, embellece, y si es dañina desaparece.
Acotación: El arte es una confrontación, una pregunta que el artista resuelve con lo que muestra. Y a través de él nos situamos en el mundo, lo sentimos y lo integramos a la memoria. La persistencia de Natura, es saber que todavía los amaneceres existen, no importa cuánta oscuridad nos rodee.
