Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Por eso exige a Europa que aumente su gasto militar, algo que no nos vendría nada mal para impulsar nuestra propia industria, ya que si algo sabemos hacer los europeos es fabricar armas.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
Los europeos tenemos un problema de identidad. Nos cuesta darnos cuenta de que gracias a la unidad en la diversidad de una torre de Babel lingüística y cultural hemos logrado el mayor periodo de paz de nuestra historia. El propio Reino Unido, que sacó de la casa común europea el malogrado David Cameron por culpa de su escaso juicio y de los engaños de su compañero de partido, Boris Johnson, trata ahora de llegar a un acuerdo comercial con la UE para poder recuperar a su principal mercado, el continental, y las ventajas de las que gozaba la isla como puente entre Europa y Norteamérica.
Por mucho que Trump se ponga chulo, la vinculación comercial transatlántica es clave tanto para Estados Unidos como para la Unión Europea y mueve 1,5 trillones de euros. Aunque el eje Asia-Pacífico haya ganado peso para ambos bloques, hasta convertirse también en clave, lo cierto es que la UE (excluido Reino Unido) es la segunda mayor economía del mundo y el mayor sector comercial del planeta, como reiteró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen en el Foro Económico de Davos. Lo cierto es que la dependencia e integración trasatlántica es la mayor del mundo entre bloques. Las compañías europeas instaladas en EE. UU. dan trabajo a nada menos que a 3,5 millones de estadounidenses. Por ejemplo, Avangrid, filial de la eléctrica española Iberdrola en EE. UU., emplea a 8.000 personas. Y otro millón de puestos de trabajo dependen en Estados Unidos de la relación directa con la UE. Por otro lado, dos tercios de todos los activos estadounidenses en el exterior están en Europa y EE. UU. provee al Viejo Continente del 50% de todo el gas natural licuado importado.
Todo eso es irrefutable y, sin embargo, a Trump no le falta razón en algo: Estados Unidos tiene que aguantar un sentimiento antiamericano constante en Europa, a pesar de que son sus contribuyentes los que soportan el enorme gasto militar que nos provee de seguridad a todos. Porque por muy anti-gringos que nos creamos, es mejor protestar contra el capitalismo armado de tejanos, unas “nike” y un iPhone que dar con nuestros huesos en las cárceles de Putin o vivir bajo el yugo del Gran Hermano chino.
Por eso exige a Europa que aumente su gasto militar, algo que no nos vendría nada mal para impulsar nuestra propia industria, ya que si algo sabemos hacer los europeos es fabricar armas. No en vano, llevamos toda la vida haciéndolo. A tal efecto, la Comisión Europea quiere que la UE dedique a contratos europeos al menos el 50% de su presupuesto de defensa para 2030 y el 60% para 2035.
Y todo esto me lleva a la necesidad de que, presionados por un extremo por Putin y por el otro por Trump, y con China y los árabes tratando de comprarse medio Viejo Continente, ya va siendo hora de que los europeos tomemos conciencia de que el mundo necesita un contrapoder cabal y para eso es necesaria la fuerza militar y la inversión privada en tecnologías. Pioneros en la industria aeronáutica, energética, automotriz y de telecomunicaciones durante el último medio siglo, nos estamos quedando fuera de la revolución de la Inteligencia Artificial. ¿De verdad queremos que nuestra vida la controle una IA china? ¿Vamos a echarnos otra vez en manos de los gringos mientras sesteamos? Es hora de que Europa salga del letargo.