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Alemania, la gran locomotora europea, es con mucha diferencia el país con más bases de Estados Unidos en su territorio. Alemania es también un país discapacitado en términos militares de acuerdo con su potencial. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, la RFA (el oeste) estuvo bajo el paraguas directo de las tropas estadounidense frente a la RDA (al otro lado del Telón de Acero), y luego fue la propia austeridad germana la culpable de su déficit militar.
Tan es así, que los expertos militares alemanes creen que, en caso de un ataque, Berlín solo sería capaz de defenderse por unos pocos días.
En Europa hay 38 bases militares estadounidenses de las que se tenga constancia. Una docena al menos están en Alemania, siete en Italia, cuatro en Reino Unido y dos en España, ambas conjuntas, la naval de Rota, junto al Estrecho de Gibraltar, y la aérea de Morón, muy próxima. Francia es la única gran economía europea sin bases americanas.
En 2024, el presupuesto alemán de Defensa fue de poco menos de 52.000 millones de euros. A esto se sumaron alrededor de 20.000 millones de un fondo especial. El Gobierno, además, incurrió en gastos adicionales para entregar ayuda militar a Ucrania, con lo que el monto total, según informó a la OTAN, fue de 90.600 millones de euros. Tras décadas de austeridad, Alemania gastó al menos un 2% de su PIB en Defensa. En años anteriores, solía fracasar a la hora de alcanzar ese objetivo.
Peor es el caso de España, con solo un 1,32% del PIB destinado a Defensa en 2024 (17.523 millones) y el objetivo llegar al 2% en 2029, con lo que se pasaría a 36.560 millones.
Francia, por su parte, parece haberse tomado en serio la necesidad de que Europa cuente con ejércitos lo suficientemente disuasorios para hacerse respetar. El presidente francés, Emmanuel Macron, avanza en la idea de destinar 413.000 millones de euros para gastar hasta 2030. Se pasarían así de unos 50.000 millones anuales a casi 70.000.
No me molesta especialmente la presencia de soldados “aliados” en mi país y mucho menos en el resto de Europa. Esas bases suponen un freno notable para Rusia, aunque no absoluto, como vimos en 2014 con la invasión rusa de la ucraniana Crimea y la de 2022 en el Donbás y eso a pesar de 2014 a 2022 el personal americano desplegado aumentó de los 65.000 efectivos a los 80.000, para después incrementarse hasta los 100.000 tras la invasión rusa de Ucrania. Alemania tiene 35.800 efectivos, seguido de Italia (12.400) y Reino Unido (9.800).
Sin embargo, conviene siempre tener un “plan B”, más aún cuando quien dirige Estados Unidos es un populista como Donald Trump, más inflamable que el hidrógeno. Por eso, que Europa cuente con suficiente potencia de fuego para suprimir la presencia de tropas y bases americanas es una buena manera de responder a las bravuconadas de Trump. Somos aliados, pero no hay tropas ni bases europeas en Estados Unidos así que, ante unos ejércitos unidos de Europa, una idea que avanza con fuerza en las cancillerías, la presencia americana debería ser residual. Total, si tan bien se llevan Trump y Putin, ¿para qué queremos tropas gringas?
