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Columnistas | PUBLICADO EL 03 abril 2023

Feria de partidos

Las democracias occidentales más maduras se caracterizan por tener diferentes opciones partidistas sin exceso o feria de movimientos.

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Por María Bibiana Botero Carrera* - www.proantioquia.org.co

Nos llenamos de nuevos partidos políticos: hasta hace unos días completábamos 33. En este año electoral es necesario imaginarnos, desde ahora, cómo serán los tarjetones a los que nos enfrentaremos en octubre. Esto sin contar con los candidatos acompañados por grupos significativos respaldados por firmas. Advertimos que la baraja de posibilidades generará confusión y además prende alertas sobre la entrega de avales y financiación de campañas.

En Colombia las reformas a los sistemas de partidos han sido una constante. La Constitución del 91 fue un salvavidas para salir de un bipartidismo asfixiante. Sin embargo, con ese nuevo panorama alcanzamos 70 partidos con personería jurídica lo que significó una inmensa complejidad para llegar a acuerdos, surgieron partidos de garaje, sin claridades ideológicas y compromisos programáticos.

Tristemente esa cantidad no fue sinónimo de más y mejores opciones: en realidad eran los mismos partidos tradicionales que aprovecharon el fraccionamiento para ganar más curules.

En las reformas de 2003, 2009 y 2011, que modificaron la manera como escogemos a nuestros representantes, se intentó contar con partidos más fuertes, más organizados que permitieran mayor gobernabilidad por medio de las bancadas para llevar adelante reformas y asegurar la estabilidad.

Los efectos fueron positivos en términos de limitar el fraccionamiento y entender la voz mayoritaria de la ciudadanía, pero la dificultad para lograr el umbral y la ausencia de fortaleza interna de los partidos nos condujo a colectividades que funcionan a veces como empresas de avales, actúan por conveniencias de turno y son personalistas.

Los pasos que estamos dando repiten algunos de esos errores. Las democracias occidentales más maduras se caracterizan por tener diferentes opciones partidistas sin exceso o feria de movimientos: Francia, Alemania, España, Canadá y EE.UU.

Llegamos a este número con altruistas y sanas intenciones producto de la representación surgida de los acuerdos de paz, la incorporación al sistema electoral de partidos desaparecidos por la violencia y la superación del umbral de movimientos significativos de ciudadanos que nacieron de elecciones locales. Pregunta: ¿la existencia de más de 30 organizaciones con personería jurídica nos dará una democracia más diversa, con menos abstención y partidos más fuertes?

Urge tener partidos democráticos por dentro y claros en sus intenciones hacia afuera. Es fundamental que el futuro de asuntos como salud, pensiones, seguridad nacional y las relaciones internacionales o la forma cómo se llega al poder, las discutan personas que pertenecen a organizaciones políticas serias y técnicas que le hagan contrapeso al ejecutivo con acuerdos transparentes para dar solución a los problemas de todos.

Los aprendizajes de lo que pasó después de la Constitución del 91 y de las democracias más saludables del mundo son mantener el equilibrio entre posibilidades de participación y solidez del sistema.

En las elecciones que se avecinan muchos ojos abiertos, capacidad crítica, análisis y buen disernimiento para escoger bien entre tantas opciones y mercaderes de ilusiones. A tener cuidado porque, como en los 90, la estrategia podría ser poner a sonar a muchos candidatos a ver cuál pega.

Bienvenida la pluralidad democrática, pero al servicio de los ciudadanos, lo demás es una feria de intereses individuales.

María Bibiana Botero C.

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