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Es la ley, estúpidos

23 de febrero de 2025
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  • Es la ley, estúpidos

Por Melquisedec Torres - @Melquisedec70

En 2015 el país más pequeño de Centroamérica y con poco menos de 6 millones de personas, El Salvador, registró 6.656 asesinatos y una tasa de homicidios de 110 por cada 100 mil habitantes; fue uno de los más violentos en su historia, y el más violento desde el fin de la guerra civil. Pero en 2024 la cifra cayó a apenas 114 homicidios (tasa de 1,9); en 2019 - cuando Bukele asumió el poder - la tasa estaba en 36, o lo que es 18 veces mayor a la de 2024.

Honduras, si bien no tiene los bajísimos indicadores actuales de El Salvador, ha reducido a menos de la mitad sus homicidios entre 2012 y 2024. En esa línea, desde 2011 cuando comenzó el ranking de 50 ciudades más violentas del mundo, aparecían con frecuencia ciudades salvadoreñas, hondureñas y guatemaltecas entre las peores; en el ranking de 2024 no hay ninguna centroamericana en tanto que lideran las mexicanas con 20 entre las 50, Brasil con 8 y Colombia con 6: Santa Marta (puesto 26), Cali, Palmira, Barranquilla, Cúcuta y Cartagena. México incluye 7 entre las 10 primeras.

La más violenta del planeta hoy es Puerto Príncipe, capital de Haití (4.263 homicidios en 2024); los autores del estudio, el Consejo Ciudadano para Seguridad Pública y Paz de México, señalan que este es el ejemplo claro cuando se permite que grupos criminales arrebaten al Estado el monopolio de la fuerza. Hoy más del 80% de la urbe haitiana está bajo control de pandillas y el gobierno no gobierna.

Sobre Centroamérica, dicen los autores que para la notable reducción de violencia sus gobiernos no usaron excusas como la pobreza, el narcotráfico que surte a naciones desarrolladas o que las armas para los criminales lleguen de Estados Unidos. “Tampoco negociaron con los violentos ni siguieron la política de “abrazos, no balazos” (o “pagar para no matar”) o justificaciones similares”. Por el contrario, “hicieron algo muy fundamental: aplicaron la ley, cesaron la protección del poder público a los grupos criminales, que incluía garantizarles impunidad a sus jefes”.

En contraste, hoy Putumayo escogerá a un nuevo gobernador; el problema es que la mayor movilización de la campaña la hizo la gente de alias “Araña”; entre 5 mil y 10 mil personas marcharon al son de “la paz”. “Araña” es el poderoso jefe de los “Comandos de la Frontera”, apresado en Bogotá por la Fiscalía en medio de alaridos de protesta del comisionado de paz Otty Patiño. En Putumayo es claro que fue ese grupo criminal el que convocó y empujó a los atemorizados habitantes a sacar banderitas blancas y pancartas, incluyendo reclamos para dejarlo libre y no extraditarlo por mafioso a Estados Unidos.

Datos. El Salvador 1,9 asesinatos por 100 mil habitantes en 2024; Colombia en 2002 tasa de 70 por 100 mil, baja a 37 en 2006 y 33 en 2010 y se estacionó entre 28 y 25 entre los años 2014 y 2024, a pesar del Acuerdo de La Habana y rimbombantes promesas de “paz total”. Centroamérica, un polvorín entre los años 80 y hace apenas 10 años, hoy muestra cuál es el camino correcto, aplicar la ley. Lo contrario solo alegra a los criminales.

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