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Columnistas | PUBLICADO EL 15 marzo 2022

Elecciones, tendencias y cambio

En nuestro país es complejo definirse por un partido debido a que no existen grandes temas o ideas que sean representados por estos. En estas elecciones, la personalidad le ganó a los partidos.

Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com

Han pasado pocas horas desde que conocimos los resultados de las elecciones legislativas y de consultas presidenciales en Colombia. Lo anterior genera reflexiones alrededor de las tendencias políticas en Colombia y los nuevos discursos. Quisiera plantear tres asuntos que se perciben en este primer encuentro electoral.

Primero, el centro no puede convertirse en un club. El centro político fue uno de los asuntos más mencionados durante la campaña. Alrededor de este concepto nació una coalición de políticos que buscaron desmarcarse de las tradicionales categorías, izquierda y derecha, y presentar una alternativa al país. El centro debió haber sido un lugar de encuentro de ideas, visiones sobre la sociedad y estilos de hacer política. Sin embargo, resultó ser un lugar excluyente y de ataques entre quienes integraban este movimiento. La idea filosófica de un centro político como tendencia moderada, serena y capaz de defender temas diversos, como la libre empresa, la seguridad y, a su vez, derechos de minorías y programas de asistencia social, es necesario y conveniente para la democracia. No obstante, lo anterior no debe parecerse a un exclusivo club donde solo pueden entrar algunas personas con un grado alto de educación y ajenas a la política, que solo se hablan entre ellas e ignoran a quienes piensan de otro modo.

Segundo, la personalidad le ganó a los partidos. En medio de una diversidad cada vez mayor de partidos políticos, la confusión aumenta. En democracias más consolidadas, usualmente existen dos o tres partidos fuertes que encarnan una serie de ideas y posiciones al respecto de los problemas sociales. En Estados Unidos, las personas suelen inclinarse por posturas republicanas o demócratas. En Canadá, por el partido liberal o el conservador. En nuestro país es complejo definirse por un partido debido a que no existen grandes temas o ideas que sean representados por estos. Así, las personalidades fuertes son quienes asumen temáticas y banderas filosóficas que facilitan que las personas ubiquen su preferencia en ellos más que en un partido. Es necesario que quienes deciden en estas instituciones reflexionen y busquen reinventarse y asumir, sin temor y sin ambages, la defensa de una serie de ideas y propuestas grandes y concretas con las cuales las personas nos podamos identificar. La victoria de Fico, Fajardo y Petro, todos ajenos a los partidos tradicionales, dice algo, sobre el estado de estas estructuras y la predominancia de las personalidades.

Finalmente, la democracia está en el centro del debate. A diferencia de otras elecciones, en donde asuntos como la seguridad, la paz o la apertura económica han sido grandes temas que han marcado los discursos y propuestas de los candidatos, nos enfrentamos ante una nueva materia: la democracia. En pasadas elecciones, poco se hablaba al respecto, pues partidos y candidatos daban por sentado que este sistema, además de operar, era quien los congregaba. Ahora no es así. Inquieta que, en algunos de los debates nacionales, los periodistas hayan preguntado a los candidatos si en Colombia hay una democracia. Y más preocupante aún es que algunas de las personas que recientemente salieron elegidas lo negaran. Lo anterior conducirá a que buena parte de la conversación para la primera vuelta presidencial orbite alrededor de la democracia y sus instituciones, y ojalá no como una discusión frente a la defensa o el ataque de esta, sino sobre la manera como el sistema democrático debe ser mejorado y actualizado de acuerdo con las nuevas realidades del país y el mundo.

Conversar sobre política, interesarse y participar es fundamental. La apatía abre el camino a quienes niegan la democracia. Que estos meses sean oportunidad para involucrarnos más en el terreno en donde se define buena parte del futuro de donde habitamos 

Federico Hoyos Salazar

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