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Columnistas | PUBLICADO EL 30 septiembre 2021

El silencio al servicio de la comunicación

Por Agostinho J. Almeida.@Agos_Almeida

“Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”. Una alusión de Mario Benedetti al poder del silencio, para escuchar, pensar y aprender, pero, sobre todo, como una forma de comunicar. La comunicación, como bien sabemos, es vital si uno quiere desarrollarse, ayudar a los demás y dejar nuestra huella en el mundo. Y la oral, en la forma de presentaciones públicas, es un mecanismo esencial, particularmente en el mundo digital de hoy. Personalmente, siempre me ha aterrorizado la idea de hacer presentaciones públicas. Como mucha gente, es algo con lo que he tenido que aprender a lidiar y a enfrentar con coraje. Por mera fortuna, alguna vez me acordé de uno de los discursos de mi padre sobre un arte de la persuasión de la antigua Grecia: Ethos, Pathos y Logos, acuñados por Aristóteles.

Ethos se refiere a lo ético y tiene como objetivo ratificar la credibilidad o el carácter de quien presenta ante la audiencia, a través de una relevante experiencia técnica en el tema presentado. Naturalmente, esto es más difícil de hacer si no se tiene la experiencia o los antecedentes o si se carece de los fundamentos éticos. Por ejemplo, hablar de desarrollo de talento o educación cuando no se ha hecho nada ni remotamente relacionado con estos temas o escribir columnas por las que se ha pagado, con un claro conflicto de intereses. Pathos se refiere a apelar a las emociones de la audiencia, conectando con personas a través de, por ejemplo, la empatía o la simpatía. Se vuelve esencial para imprimir mensajes más contundentes e impulsar acciones basadas en sentimientos. Por ejemplo, anécdotas personales con las que las personas pueden identificarse y, por lo tanto, compartir la misma mentalidad y estado anímico. Y, finalmente, Logos, la forma en que se utiliza la lógica o la razón. Logos —siendo la palabra griega para “palabra” o “discurso”— se logra mediante el uso de hechos, datos y evidencias que sustentan los argumentos empleados durante la presentación. Es por eso que el uso de datos o información falsa reducirán la probabilidad de éxito de cualquier discurso o presentación. Desafortunadamente, esto no siempre sucede, ya sea porque la audiencia no sabe que los datos son falsos o porque la gente simplemente elige creer en algo diferente, incluso ante evidencias irrebatibles.

En teoría, parece simple: utilizar datos y la evidencia para sustentarlo (Logos), presentar la experiencia y credibilidad (Ethos) y conectar con las personas también a nivel emocional (Pathos). Es cierto que depende mucho de la temática y el público de interés; sin embargo, el uso de los tres de manera articulada es un excelente comienzo para cualquier tipo de comunicación. La mala noticia es que muchas personas aprovechan para enfocarse más en uno o dos de los tres, dependiendo de su propio interés. Algunos políticos, por ejemplo, utilizan estrategias que apelan a la audiencia en función de las emociones (no necesariamente de manera positiva), presentan datos (cuando los hay) de manera sesgada y, en muchos casos, es evidente que no comprenden el significado de Ethos. Y, como alguna vez escuché por ahí, “hay que aprovechar también las oportunidades para estar callado”

Agostinho J. Almeida

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