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Columnistas | PUBLICADO EL 12 noviembre 2022

El precio del dióxido de carbono

El dióxido de carbono, más conocido como CO2, es el principal contaminante global y en el cual se ha centrado gran parte de la lucha contra el cambio climático.

Por Diego Mesa Puyo* - redaccion@elcolombiano.com.co

La descarbonización de las principales actividades productivas requiere la implementación de una herramienta de la cual poco se habla, pero que, desde un punto de vista ambiental y económico, es probablemente la más efectiva: el precio del carbono. El dióxido de carbono, más conocido como CO2, es el principal contaminante global y en el cual se ha centrado gran parte de la lucha contra el cambio climático. Según reportes de organismos internacionales, es necesario reducir las emisiones globales de CO2 entre un 25 y un 50 por ciento en esta década para que el planeta no se caliente más de 2 grados centígrados, comparado con la temperatura de la época preindustrial, y se logre evitar una debacle ambiental, el principal objetivo del acuerdo de París.

La reducción de emisiones supone una política de mitigación integral donde las actividades que más emiten CO2 a la atmósfera, como la generación de energía eléctrica, el transporte, y procesos industriales como la producción de hierro, acero, cemento, vidrio y petroquímicos, reemplacen los combustibles fósiles por fuentes de energía renovable. Igualmente, el uso de la tierra y el cambio en el uso de la tierra, donde sobresalen las actividades agropecuarias, así como la silvicultura, requieren de cambios de patrones de comportamiento o de adopción de tecnologías que mitiguen la emisión de CO2 a la atmósfera.

Una forma eficiente de lograr los cambios tecnológicos y de comportamiento requeridos, es estableciendo un precio por cada tonelada de CO2 emitida, que refleje las externalidades negativas de las emisiones. Estudios de organismos internacionales señalan que un precio piso por tonelada emitida debe aplicarse, como mínimo, a los principales países emisores globales para lograr las metas climáticas. Este grupo debería incluir a China, India, Estados Unidos y la Unión Europea, que conjuntamente se estima representarán cerca de dos terceras partes de las emisiones globales a 2030. Si la cobertura se extendiera a todos los países del G20, se alcanzaría cerca del 85 por ciento del total de las emisiones. El precio piso podría variar de acuerdo con los niveles de desarrollo de los países. Así, las economías desarrolladas estarían sujetas a un precio piso de 75 dólares por tonelada de CO2, mientras que los países de ingreso medio y las economías emergentes enfrentarían un precio de 50 y 25 dólares por tonelada, respectivamente. Finalmente, el precio del carbono podría implementarse a través de un impuesto específico, como opera en varias provincias de Canadá, o a través de un sistema de transacción de emisiones como el que opera en la Unión Europea.

Desafortunadamente, la implementación de un precio razonable a las emisiones de CO2 es apenas una práctica incipiente a nivel global. Hoy, cerca del 80 por ciento de las emisiones totales de CO2 no están sujetas a ningún precio, y el 20 por ciento restante tienen un precio promedio de 3 dólares por tonelada. Sin lugar a dudas, un gran anuncio de la COP27 que se está desarrollando actualmente en Egipto, sería que los grandes emisores lograran pactar la implementación de un precio al carbono que nos acerque a las metas climáticas globales.

*Miembro Distinguido Visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.

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