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Columnistas | PUBLICADO EL 08 septiembre 2020

El iceberg de las pensiones

Por humberto monterohmontero@larazon.es

Hay estadísticas reveladoras. De los pasajeros del Titanic solo fallecieron cuatro mujeres y un niño en primera clase. Es cierto que murieron el 67,4 % de los hombres, pero ese porcentaje fue mucho mayor entre los pasajeros de segunda (91,7 %) y tercera (83,8 %). En tercera clase falleció el 74,8 % del pasaje: el 54 % de las mujeres (por el 14 % de segunda y el 2,8 % en primera) y 65,8 % de los niños (por ningún infante muerto en segunda y solo uno en primera). El dinero es, pues, garantía de supervivencia, especialmente en las condiciones más extremas. Aunque no garantiza la vida sí aumenta las expectativas.

Por eso debemos prepararnos para el futuro. Sobre todo, si queremos disfrutar de un porvenir dichoso incluso en nuestros años de madurez.

En un reciente análisis que publiqué en La Razón dejaba patente la situación a la que se enfrentará mi generación, y probablemente la anterior y posterior, como consecuencia del impacto de las crisis pasadas y presentes. Las pensiones de los españoles, cuya cotización religiosa al sistema público está estrictamente fiscalizada por el Estado, pasarán de doblar lo aportado a significar apenas el 50 % del último sueldo obtenido durante la vida laboral.

Así lo indican las proyecciones de la Comisión Europea, que estima una caída de la tasa de remplazo del entorno del 80 % actual (porcentaje que se recibe de pensión respecto al último sueldo cobrado) a un 49,2 % en 2050 como consecuencia de las medidas ya establecidas para afrontar las jubilaciones masivas del “baby boom” de los años 60 y 70 del pasado siglo, que elevará el número de pensionistas de 9 a 15 millones, casi el doble de la población total de Suiza.

En Colombia las cosas son bastante similares aunque con un sistema totalmente distinto, basado en el rendimiento obtenido por la gestión de las aportaciones nominales en vez del sistema de reparto español, en el que las cotizaciones actuales pagan los sueldos de los jubilados en la esperanza de que las futuras generaciones hagan lo propio. Es cierto que la tasa de cobertura colombiana ronda el 36 % y tan solo un 50 % de los ocupados cotizan al sistema pensional. Sin embargo, la tasa de cobertura es similar a la española, rondando el 70 % del último sueldo.

Las pensiones se llevarán este año en Colombia la mayor partida presupuestaria, el 16 %, para pagar 2,3 millones de pensiones, 1,4 millones de ellas por vejez.

Colombia afronta también un complicado escenario con una población mayor creciente que no dispone de planes de pensiones privados ni cotiza y con una esperanza de vida en aumento. Tan es así que a mediados de siglo podría haber 9 millones de mayores desprotegidos.

Cualquier reforma pasa por doblar la masa de cotizantes, por obligar a la población a ahorrar para su vejez. Para ello, no queda otra que adelgazar la economía informal. Y todo en plena crisis del covid. Es la hora de la política de verdad y del consenso, no de poner retrovisores ni ventiladores para esparcir basura. De lo contrario, el riesgo es acabar como los pasajeros de tercera del Titanic. Ahogados por un cubo de hielo.

Humberto Montero

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