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A pesar de toda la historia de crimen tejida por Samuel Santander Lopesierra, durante tres décadas de contrabando y narcotráfico, en Colombia jamás fue procesado.
Por Melquisedec Torres - @Melquisedec70
No era cualquier contrabandista ni mafioso; se graduó como economista en una más o menos reputada universidad del medio oeste de EE.UU, Southern Illinois; nacido en 1961 en Maicao, esos estudios fueron innecesarios para convertirse en el rey del contrabando. Movía unas 200 mil pacas de Marlboro (2 mil millones de cigarrillos) y 400 mil cajas de whisky (4,8 millones de botellas) cada semana, según dijeron en el momento de su captura en octubre de 2002, en una rocambolesca operación con aviones, CTI, Policía y la DEA. Una corte del Distrito de Columbia lo condenó a 25 años de cárcel por narcotráfico, de los que pagó 18 y regresó al país en agosto de 2021.
A pesar de toda la historia de crimen tejida por Samuel Santander Lopesierra, “Hombre Marlboro”, durante tres décadas de contrabando y narcotráfico, en Colombia jamás fue procesado y, por los galimatías propios de nuestro ordenamiento jurídico, es candidato y nadie duda de que será el alcalde de Maicao. Vuelve a la política, que ha sido su pasión desde los años 80 cuando fue concejal, diputado y senador, mientras la DEA le seguía los pasos; al igual que tantos otros mafiosos, su vida delictiva no ha sido problema para que cantantes como Diomedes Díaz y Jorge Oñate le dediquen canciones; Oñate grita “Santa Lopesierra, futuro senador”, en la canción El hombre tuyo.
Este país que gira y gira sobre sus propias desgracias observa de nuevo a Santa Lopesierra financiando campañas presidenciales, como lo hizo en 1994 con la de Ernesto Samper con 500 mil dólares (obviamente no reportados) según la confesión del guajiro, a través de la asesinada mafiosa Elizabeth Montoya, a la que Samper llamaba “Monita retrechera” mientras hablaban de un costosísimo anillo de diamantes para su esposa Jackie Strauss, “de un diamantico muy lindo” le decía la Mona.
Quizá el economista Marlboro pueda ratificar ante el país lo que anunció estando ya en prisión en Estados Unidos en septiembre de 2003 en entrevista a la revista Cambio: los 500 mil dólares a Samper (entregados, según Santa, al jefe de seguridad de Samper, el coronel Osorio), plata de él y de sus socios, los Manzur de Aruba; aseguró que eran a cambio de bajar la persecución contra el contrabando, que no ocurrió. Igualmente, que otros socios suyos, un Clan González, señalados en Colombia por homicidio también donaron a través de Horacio Serpa. Y, más importante aún, Lopesierra dijo en ese momento que estaba dispuesto a revelar los nombres de quiénes planificaron el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado pues, afirmó, estuvo en dos reuniones en las que se habló del crimen y se recolectó dinero. Los paramilitares Mancuso y Jorge 40 lo mencionan como aliado, y en otros procesos como mentor del exgobernador Kiko Gómez, condenado por homicidio, y del narco Marquitos Figueroa.
De 1994 a 2023, pareciera que el viento ha borrado todo ese oscuro historial para que hoy Lopesierra no solo aparezca poniendo plata en una campaña presidencial, la de Petro, sino que lo reciban en Maicao y lo van a elegir con vítores, música y whisky, mucho whisky. Ya contrabandear Marlboro no es negocio, es mejor el presupuesto de una alcaldía.