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Columnistas | PUBLICADO EL 11 octubre 2022

El alcalde tuitero

Como si fuera un delirio, cada que al alcalde algo no le funciona como planeaba hay una serie de publicaciones con las que inunda la red buscando desesperadamente confundir y deformar la realidad.

Dice el filósofo Byung-Chul Han que “hoy percibimos la realidad principalmente en términos de información”.

Me sorprendió escucharle a uno de los asesores y amigos más cercanos del alcalde una referencia a este autor. El personaje, que llevaba ya un rato contando con mucha propiedad la narrativa que armó su grupo político en una entrevista para Telemedellín, mencionó al koreano haciendo un comentario sobre la evolución del mundo y la rapidez con la que cambiamos nuestra forma de interactuar con otros.

Pero lejos de ser algo que nos reconforte o nos una, como el contratista mencionaba, la descripción que el filósofo hace en algunos de sus libros se refiere a la ausencia del contacto con otros. Poco confrontamos, es una carrera por ver quién llega primero con el discurso para convencer, antes de que lleguen otros a proponer algo distinto.

Nada diferente de lo que vivimos hoy en Medellín.

Como si fuera un delirio, cada que al alcalde algo no le funciona como planeaba hay una serie de publicaciones con las que inunda la red buscando desesperadamente confundir, convencer a los que todavía no lo conocen o llamar la atención para desinformar, para hacer algo que se le da fácil: deformar la realidad.

De las bodegas y de poner a tuitear a sus contratistas para defenderlo pasó a transmitir en vivo y a responderle a cualquier persona que lo confrontaba con ese tono adolescente que para defenderse solo señala a otro de haber hecho algo peor.

Hemos sido testigos en la ciudad de un gobierno tuitero. De un Daniel Quintero que nos habla de tecnología y de metaverso y de futuro, pero que, como la inteligencia artificial que describe Byung-Chul Han, “solo calcula. No tiene corazón y no comprende ni siquiera sus cálculos”.

Lo que empezó con la promesa de un gobierno joven que hablaba de futuro nos tiene hoy viviendo en un triste presente: una ciudad dividida, pésima ejecución de los recursos y denuncias que avanzan lento y dejan pistas también del eco de su narrativa en otros espacios.

Las palabras y la repetición de una misma historia que construyó hábilmente tienen un propósito: confundir y destruir. Un propósito en el que la comunicación digital es el medio ideal. Y cómo no, si en lo digital la interacción es descorporeizada, sin visión del otro, sin comunidad.

El autor que he citado en este texto asegura, además, que este tipo de comunicación “debilita la comunidad” y nada podría ser más exacto para describir lo que ha logrado Quintero con Medellín: ha destruido ese sentido de construcción y convivencia que, aún con muchas dificultades, teníamos instalado casi todos y que nos permitía ver resultados y cambios positivos en la ciudad.

Es ese sentido de comunidad, al que tanto ataca el alcalde, nuestro único recurso para resistir a estos tiempos presentes. Si no nos une eso, nos seguirá gobernando la manipulación y la mentira 

Amalia Londoño Duque

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