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Fernando Savater, autor de múltiples libros y una referencia infaltable para aquellos interesados en los campos de la filosofía moral, la ética y la política, lanzó hace poco su último libro (Solo Integral, Ariel Editores, 2022) con una compilación de escritos de su autoría publicados durante los últimos 30 años, que revisita con algunas reflexiones al respecto de cada texto.
En una entrevista reciente, hablando de su visión sobre diferentes fenómenos de la actualidad, y particularmente sobre la erosión progresiva de la democracia como sistema político, Savater manifestó que en su concepto la causa fundamental por la cual están emergiendo tantos gobiernos de tinte populista que ponen en jaque este sistema es el olvido colectivo sobre dos premisas esenciales: (1) Que la democracia es un bien frágil, cuya responsabilidad de cuidado reside sobre todos los ciudadanos sin distingo de sus roles públicos, o privados; y (2) Que el principal factor para asegurar el mejor cuidado de él es la educación. “Los griegos fueron los creadores de la democracia y también de la pedagogía. Hay que formar ciudadanos capaces de decidir. Si te dicen qué decidir no eres libre. La educación le da sentido a la democracia.”
Hoy es común, y en ocasiones hasta comprensible, encontrar un rechazo hacia cualquier discusión que tenga un cariz político. Incluso ha cogido carrera la autodenominación como seres humanos “apolíticos” (como si tal cosa existiera), que ha trascendido a un interés porque en las instituciones educativas no se haga alusión a ningún tema “político”, so pretexto de que el único interés de quienes promueven estos asuntos en el ámbito educativo no es formativo, sino adoctrinante.
Creo que para todos es evidente la manera en que nuestro sistema democrático está hoy en crisis. Creo también que, si queremos resolver esto y darle a nuestros hijos un mejor lugar para crecer y vivir, tenemos que desaprender esa práctica estéril de evadir cualquier discusión política por asimilarla siempre a una inyección ideológica, y reaprender a provocar conversaciones sensatas sobre los asuntos públicos, que estén todas sustentadas en el mejor entendimiento de la estructura de nuestro estado y en el propósito superior de fortalecerlo. Y creo, también, que esto sólo será posible si levantamos el velo que por momentos impide que en ciertos escenarios, como los educativos de todos los niveles, se tengan discusiones ordenadas, activas e inteligentes sobre asuntos de interés público, procurando que todas las visiones de país quepan dentro de una misma visión de Estado.
En su entrevista, Savater hace una afirmación que inicialmente me pareció problemática: “el populismo es la democracia de los pobres”. Entiendo por pobreza, en el contexto de esa conversación, la ausencia de educación, que consecuentemente conduce a la ausencia de libertad. Y, al entenderlo así, asumo que el único camino posible para volver a vivir escenarios que verdaderamente promuevan y alimenten el desarrollo de la libertad, es construir una sociedad bien educada. Por la vía del ascetismo político en el que hemos acostumbrado a nuestros jóvenes a vivir, solamente llegaremos a la tiranía o a la anarquía, y por esa ruta empantanada, directo al desastre.