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Columnistas | PUBLICADO EL 26 junio 2020

Educación de segunda

Por Ramiro Velásquez Gómezramirovego@gmail.com

No es una noticia de 1920. No. Es de 2020, siglo 21 y de una región cuyos gobernantes llevan años diciendo que es la más educada o, al menos, que la educación es lo más importante: por la pandemia del SARS-CoV-2, estudiantes del departamento no podrán volver a clases aunque quisieran.

495 sedes educativas en todas las regiones no cuentan con agua potable. Entonces ¿cómo empezaron así el año escolar? Un abuso con los niños y jóvenes y con sus profesores.

Es el último dato sobre carencias en las instituciones educativas de Antioquia, que tienen muchas otras: estado lamentable de la infraestructura física en al menos un tercio de las 4 335 sedes. Y ausencia de tecnología.

Un informe en este diario a mediados de 2019 informaba que solo 440 sedes tenían conexión permanente a internet. Meses después contó que en las cuatro sedes de una institución en Urabá había un solo equipo conectado para 2 500 estudiantes

Los 507 000 alumnos de Antioquia podrán ganar el año, pero lo habrán perdido. Muy difícil aprender bajo condiciones de desescolarización sin una manera clara para comunicarse con los profesores.

En un video en redes, una niña campesina hablaba de las bobadas que le mandaba el profesor por Whatsapp y de que le pedían hacer consultas por internet en un área rural sin conexión y una casa sin computador.

Se creería que es problema rural o de poblaciones apartadas, pero no. En Medellín también personas pudientes acogieron el llamado de estudiantes que en redes pedían ayuda para adquirir un portátil y así seguir el año lectivo.

Acá también hay sedes en pésimo estado.

Demasiadas carencias en un departamento cuyos gobernantes se han jactado de apostarle a la educación. Algunos, como Sergio Fajardo, con estructuras elegantes en las cabeceras mientras las sedes rurales se desmenuzaban; otros, como Luis Pérez, abandonando lo de su antecesor. O tipo Aníbal Gaviria, que una vez montó en furia contra un funcionario porque mostró a la prensa cómo en una zona rural las clases eran bajo un árbol: la sede estaba caída.

Todos, además, han tenido como bandera la conectividad de las instituciones. Por ello no se compadece que haya tan pocas con internet permanente.

Dejan mucho que desear el estado de la infraestructura escolar y el atraso para tanta palabrería. De no ser por la pandemia, en casi 500 sedes seguirían estudiando sin agua potable.

Nuestros estudiantes parecen colombianos de segunda.

Maullido: cada vez se enreda más el alcalde Daniel Quintero. Qué mal lo que hace.

Ramiro Velásquez Gómez

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