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El siguiente mensaje de un atribulado hombre autodenominado Perplejo fue publicado en la sección de solicitud de consejos en un periódico. Este fue el mensaje, que bien pudiera ser la letra de uno de esos adoloridos tangos argentinos: “Soy un hombre de 36 años y tengo dos hijos. Me casé hace ocho años, pero, por ciertas razones, mi esposa y yo siempre hemos estado peleados. Hemos peleado por todo y ella sigue comparándome con otros miembros de su familia. Ahora quiero tener un poco de paz en mi vida y estoy pensando en casarme de nuevo. Tanto mi esposa como yo tenemos problemas de ira y estallamos muy rápido. Esto no es bueno para nuestros hijos. Sé que mi esposa se enojará si le digo que quiero volver a casarme, pero no creo que las cosas cambien entre nosotros. No quiero dejarla, pero necesito a alguien tranquilo y pacífico que me cuide”.
No parece una situación excepcional porque serán muchos los que están en circunstancias similares a la del pobre Perplejo, que quiere rehacer su vida y tener una nueva oportunidad. Pero no es tan fácil el asunto. Resulta que esta triste historia en busca de consejo de la asesora sentimental Tía Agni fue publicada en el periódico Dawn, un periódico de lengua inglesa de Pakistán, y el dilema del desdichado Perplejo no es lo que uno pensaba, sino que el pobre tipo no sabe cómo decirle a su primera esposa que necesita otra esposa, pero no “en vez de”, sino “además de” ella.
¡Y usted creyendo que tiene muchos y graves problemas en su vida! Malagradecido.
Desde la distancia y la ignorancia, parecería que la religión islámica tiene grandes beneficios para el sexo masculino, pues tener más de una esposa, al parecer el límite permitido por las escrituras es de cuatro, resulta desde la amarrete y monopólica visión monogámica de la religión cristiana una ventaja competitiva que ostentan los discípulos de Mahoma.
Pero si usted ha visto últimamente lo que alcanza la plata mercando y pagando los servicios públicos, ¿de verdad resulta una ventaja tener cuatro esposas en vez de una? ¿Será que eso de que “en la variedad está el placer” pudo haber sido cierto y viable en el siglo VI, incluso para Mahoma, que solo consiguió platica al casarse con una viuda rica, pero no ahora que la invasión rusa a Ucrania hizo que se disparara el precio de la comida y los hidrocarburos? Aclaro que puse y —no o— entre comida e hidrocarburos, porque no todos, como algún miembro del gabinete, creen que son lo mismo un carbohidrato y un hidrocarburo.
Pero la Tía Agni resultó muy avispada. La respuesta que le dio a Perplejo fue que se imaginara que fuera su señora quien le dijera que él no le satisface en nada y que es ella quien desea otro mejorcito que él. ¿Cómo le quedaría el ojito a Perplejo?