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Para el columnista de Semana Eduardo Behrentz, la distinción política izquierda vs. derecha es parte de un debate trasnochado. Esta discusión, escribió, ha perdido su fuerza en los países con democracias consolidadas, prósperas. En su lugar, se trata de los matices entre tendencias del liberalismo democrático. Es decir, superada la distinción izquierda vs. derecha lo que queda es disputar en un centro, definido por la defensa de un liberalismo muy estrecho, basado en un compromiso con los ideales de la libertad individual, y con los principios del mercado libre y los límites para la acción del Estado. ¡Neoliberalismo! Entonces, si se presupone este liberalismo que anhela Behrentz, se tiene que considerar que la diferencia entre posturas de derecha y de izquierda ya no tiene vigencia.
Pero el columnista olvida que si uno escribe en Colombia, no en The Economist, tiene que considerar que tenemos una democracia no consolidada, corrupción desbordada, el asesinato sistemático de líderes sociales y exguerrilleros, un proceso de paz amenazado por la extrema derecha, y que somos los grandes campeones de la inequidad. Es decir, la distinción da muestras de renovada vitalidad.
Esta diferencia entre derecha e izquierda la propuso el destacado filósofo italiano Norberto Bobbio para quien de un lado están los de izquierda que consideran que los hombres son más iguales que desiguales, por otro lado están los de derecha que piensan que son más desiguales que iguales. “Lo igualitario parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que lo indignan, son sociales y, como tales eliminables; los que se declaran de derechas, o no igualitarios, parten de la convicción opuesta, que las desigualdades son naturales y, como tales, ineliminables” (Bobbio, 1995-146).
El sentido igualitarista de la izquierda la compromete profundamente con el discurso de los derechos humanos y sociales. “La razón de ser de los derechos sociales, como el derecho a la educación, al trabajo, a la salud, es una razón igualitaria” (Bobbio, 1995, 151). Para el centro, que es neoliberal, los derechos sociales no existen. En este orden de ideas, la izquierda colombiana, al integrar el discurso de los derechos humanos, sociales, el feminismo, la paz, el ecologismo, reglas tributarias justas y su compromiso con una sociedad igualitaria, parece representar con más vigor los ideales democráticos que la derecha.
La derecha afirma además que la pobreza es responsabilidad exclusiva de los mismos pobres. Ser pobre se considera un crimen; empobrecerse, un resultado de predisposiciones o intenciones criminales: alcoholismo, juego, drogas. Así, la derecha culpa a los pobres por su suerte y se desprende de toda responsabilidad frente a su destino. La izquierda, por el contrario, señala que la responsabilidad por las graves inequidades depende de factores internos de poder, corrupción, incompetencia de los dirigentes. Esto es determinante en el mantenimiento de la desigualdad y en el crecimiento de la pobreza. Hay otro aporte importante y es la distinción propuesta por José Feliz Lafourie: “Si comes carne eres de derecha y si no lo haces eres de izquierda”. ¡Qué genio! .