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Los videos son aún burdos, con unos colores pomposos, brillantes y exagerados -como sueños digitalizados- y unos rostros casi siempre sonrientes que pierden sus detalles al moverse. Los ojos y los brazos y las piernas desaparecen por momentos para mezclarse con unos cuerpos que no responden con naturalidad. No se necesita más que un par de segundos para diferenciar las secuencias creadas por inteligencia artificial de aquellas auténticas. Lo extravagante de la escena también da la primera campanada. Esto no puede ser verdad, nos decimos.
Hace un tiempo vimos las fotos falsas. El Papa Francisco vestido como rapero o la postal de seguidoras de Taylor Swift apoyando a Donald Trump o políticos colombianos compartiendo abrazos que no existieron jamás. En las últimas semanas las noticias de estas creaciones aumentaron. El responsable de este auge informativo acerca de la IA fue un video grotesco, insultante, que promovía una reconstrucción de la Franja de Gaza palestina como un resort del Mediterráneo, construido sobre los cadáveres de más de 60 mil personas, y sobre el que se levantaban hoteles y restaurantes y sillas de playa y una enorme estatua de oro de Donald Trump como dios-salvador. El mismo presidente de Estados Unidos lo impulsó en su red social. Trump Gaza, se llama la simulada propuesta inmobiliaria. La semana pasada otro más. El Partido Popular español hizo uno, desagradable también, en el que ponía en traje de baño al presidente Pedro Sánchez, su esposa y sus colaboradores, disfrutando de unas vacaciones en República Dominicana. El corto se llamaba “La isla de las corrupciones”. El gobierno del país caribeño protestó de inmediato y el PP lo borró de sus redes.
¿Qué pasa por la cabeza de aquel político que promueve un video falso para burlarse o engañar a su sociedad? Alguien lo hace, otro lo ve, varios lo aprueban y uno más recibe la orden y lo publica. Nadie detiene la barbaridad. ¿Cuál es el nivel de discusión contemporánea? Lo que pretende generar risa pasa rápido al disgusto y luego al temor. ¿Cuánto falta para que este tipo de videos adulterados nos trastornen el juicio y derrumben la democracia? Con la polarización y la radicalización actual la IA será usada como un arma de manipulación masiva.
Los videos son aún burdos, pero se refinan con el pasar de las semanas. En cuestión de meses serán mejores y en un par de años nos resultará imposible juzgar con total claridad si lo que nos ha llegado al celular es una artimaña con la que quieren direccionar nuestras opiniones y decisiones. Estamos muy cerca del momento en el que estos videos adquieran, por su propia retroalimentación, la pátina de las imágenes reales. Y entonces lo falso y lo verdadero se entremezclarán en una catarata de información en la que la sociedad no podrá encontrar referentes para definir qué hace parte de una realidad vivida y que es un artificio creado para controlarnos.
