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El segundo asunto y tal vez el que reviste mayor importancia para el gobierno y en el que Petro puede acudir a un buen consejo de Lincoln, tiene que ver con llegar a consensos con sus rivales e incluso con sus aliados.
Por Mauricio Alejandro Molano Quiroz - opinion@elcolombiano.com.co
En el libro Equipo de Rivales: El genio político de Abraham Lincoln, la escritora ganadora del premio Pulitzer Doris Kearns Goodwin explora las ideas de Lincoln durante la guerra civil y los procesos abolicionistas, ideas que fueron evolucionando con el tiempo, según narra Goodwin. Lincoln se cuestionaba el asunto moral de la esclavitud, entendiendo la necesidad de acabar con esta institución, no solo por el asunto moral, sino también por un asunto estratégico durante la guerra civil. Esto derivó en la Proclamación de Emancipación en 1863. Durante ese tiempo, la gran habilidad de Lincoln para llegar a consensos fue determinante, pues en ese Equipo de Rivales con visiones tan diferentes incluso respecto a la esclavitud, lograr unirlos de cara a objetivos comunes representaba toda una gesta que lo llevó a convertirse en uno de los personajes más importantes en la historia de los Estados Unidos.
Es común en el análisis político buscar ver la realidad a la luz de hechos históricos que conectados o no, ayudan a entender el comportamiento social y político de líderes o de momentos coyunturales de nuestra época. En Colombia, un episodio al que se hace mención es al de la célebre frase de Churchill refiriéndose a la complacencia de Chamberlain con los nazis: “Cuando te humillas para evitar la guerra, te quedas con la humillación y con la guerra”. Esta mención ocurrió para nuestro país especialmente en el marco de los acuerdos de paz, pues para muchos, el país estaba cediendo demasiado o de alguna manera “humillándose por la paz”.
En episodios más recientes de nuestra historia, durante el gobierno de Gustavo Petro, bien vendría dar un repaso al presidente por las luchas en las que Lincoln fue protagonista. Uno de los momentos recientes, en los que una conversación de Petro con Lincoln resultaría útil, probablemente sería cuando en junio, en el marco de las marchas de la oposición, Petro se refirió a la clase media como una clase arribista y a la clase empresarial como esclavista. Tal vez Lincoln hoy continuaría siendo un defensor de la justicia social y probablemente abogaría por unas mejores condiciones para la clase trabajadora, sin embargo, es posible que a pesar de tratarse de épocas muy diferentes en términos culturales y de derechos, Lincoln entendiera que el trabajo de hoy hace parte de un proceso que, a pesar de sus muchas falencias, ha mejorado las condiciones de vida de una buena porción de la población. No sería difícil imaginar a Lincoln llegando a acuerdos con los sindicatos y con las empresas buscando el beneficio de las mayorías.
El segundo asunto y tal vez el que reviste mayor importancia para el actual gobierno y en el que Petro puede acudir a un buen consejo de Lincoln, tiene que ver con llegar a consensos con sus rivales e incluso con sus aliados. De eso se trata el arte de gobernar, de llegar a acuerdos en busca del bien común. Por ahora muchos seguiremos soñando el día en que Petro conozca a Lincoln, esperando que nuestro gobernante entienda que, si no llega a esos anhelados consensos con sus rivales por su afán revolucionario, puede terminar quedándose sin su revolución y sin sus reformas.