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Columnistas | PUBLICADO EL 17 agosto 2020

Cartas de amor a Hugo Chávez

Por Alberto Barrera Tyszkaredaccion@elcolombiano.com.co

Por Alberto Barrera Tyszka

redaccion@elcolombiano.com.co

No sabes cuánto te recordamos, bebé. No te puedes imaginar las veces que decimos tu nombre en voz alta. ¡Cómo pensamos en ti, papito mi rey! ¡Cómo se detiene nuestra respiración cada vez que nos encontramos con tu legado! ¡Y eso ocurre con tanta frecuencia! Casi a cada rato, casi en cada instante. Te lo juro, buñuelito nuestro, en este país es imposible olvidarte.

No sé si el tono de estas líneas se ajuste a lo que espera el jurado del certamen. Me refiero al concurso literario que, en estos días, ha empezado a promover el Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías. El tema es “Cartas de amor a Hugo” y, aunque se establece que es una competencia, no se dice nada sobre el premio. Quizás es para no ensuciar la esencia pura y romántica del galardón. Según un reciente estudio socioeconómico, el 96 por ciento de los venezolanos vive en situación de pobreza. El 79 por ciento en situación de pobreza extrema. Si tuvieran la oportunidad, en vez de cartas, tal vez solo escribirían un largo alarido.

No es de extrañar que, con la posibilidad de un nuevo proceso electoral en el horizonte y ante su escasa popularidad, el chavismo empiece a aceitar y a caldear nuevamente su industria del culto a la personalidad. El concurso es un detalle, pero también puede ser un indicador. Muy probablemente, a partir de ahora y hasta diciembre, cuando están previstas las elecciones parlamentarias para elegir a la Asamblea Nacional, Chávez comience a aparecer otra vez con más frecuencia en la retórica oficial. Nicolás Maduro y su banda necesitan restituir ese vínculo originario. Si hay elecciones, Chávez debe resucitar.

Tras la muerte de Chávez, con la caída de los precios del petróleo pero también con la caída del carisma, el chavismo se fue despojando de la política y terminó ejerciendo el poder a través de la violencia, de la represión y de la censura. Con el fallecimiento de su protagonista en la mitad, la autoproclamada “Revolución bolivariana” traza un recorrido que va del populismo a la dictadura. Porque el populismo es, primero que nada, una experiencia sentimental. El chavismo de hoy no tiene nada que proponer en ese sentido. Desde hace años, se mantiene por la fuerza. La única emoción que puede ofrecer la representa un muerto.

Pero el propio mito de Chávez también se ha desgastado. Es imposible no encontrar en toda la situación actual una relación causal con todo lo que hizo mientras estuvo vivo. La narrativa que sostiene que las sanciones de Estados Unidos son las responsables de la crisis socioeconómica que vive Venezuela es tentadora, tiene la potencia del melodrama: un David mulato y pobre enfrenta a un Goliat, blanco y ricachón. Sin embargo, se deshace con la simple información. La primera sanción del gobierno de Trump que afecta a Venezuela se firmó en marzo de 2018. Ya en ese momento, y desde hacía varios años, la economía del país había colapsado.

El propio Maduro y varios de su entorno, denunciados por sus relaciones con redes de corrupción que han hecho crecer sus fortunas y sus privilegios. Son ellos realmente quienes están llamados a participar en el concurso de cartas. Son ellos quienes sí pueden redactar unas líneas enamoradas, llenas de agradecimiento y de ternura hacia el Comandante Supremo.

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