<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 29 abril 2022

Cambios de carrera, una fuente de oportunidades

Para aquellos que están decidiendo qué estudiar y preguntándose cómo será el futuro, les recomiendo que no se preocupen tanto: aprendan, conozcan personas, hagan amistades y construyan y vivan sus propias odiseas.

Agostinho J. Almeida

Todavía recuerdo el día en que el consejero escolar, cuando tenía quince años, me preguntó qué quería estudiar. Como muchos compañeros, no tenía ni idea. Después de responder interminables preguntas y entrevistas, la conclusión fue que debería apegarme a aquello en lo que no era tan malo (matemáticas y otras ciencias físicas), mientras que las ciencias sociales, la literatura y los idiomas, definitivamente, no eran una buena opción. La sensación de que uno podía tomar una decisión equivocada y arruinar el futuro era, en lo mínimo, aterradora a esa edad. Los resultados del análisis también decían que debería alejarme de la docencia y que, siendo yo un tipo curioso, tendría sentido trabajar en investigación y desarrollo; pero no fue recomendado porque no representaba un futuro profesional tangible. Con todos estos poderosos consejos, terminé estudiando biología. Curiosamente, durante casi una década trabajé como profesor e investigador (si bueno o malo, dejémoslo para otra discusión).

Después de esos primeros diez años, sentí que necesitaba un rumbo diferente. Hay una serie de razones por las cuales uno puede tomar esta decisión: desconexión de lo que nos mueve; impacto a la autoestima o bienestar; volverse indiferente al cambio; querer más dinero; etc. En mi caso, fue un equilibrio entre: 1) querer aprender y hacer cosas diferentes; 2) ser parte de algo más transformador; 3) crecer más y más rápido. Aun trabajando en una universidad, por alguna razón no era el ambiente propicio para tales objetivos de vida...

Por supuesto que hay dudas, siempre está el miedo de equivocarse y dejar atrás la famosa “zona de confort”. Un texto de Johann Wolfgang von Goethe menciona: “Hasta que nos comprometemos, existe vacilación..., la posibilidad de retirarse”. Así que lo primero no es estar seguro de la decisión, sino tomarla y dar ese paso hacia lo desconocido. Un par de consejos rápidos de alguien que ha pasado de la microbiología médica al emprendimiento, a la transferencia de tecnología, al venture capital, a la innovación y, ahora, al sector energético: respiren, llevará tiempo; todo lo que se ha logrado y aprendido será muy útil para el camino por delante; sean humildes, empáticos, ágiles y adaptables; no, nunca se sabe si fue una buena decisión hasta años más tarde; y sí, va a ser doloroso y costoso.

Así que, para aquellos que recién ahora están decidiendo qué estudiar (formal o informal) o hacer y preguntándose cómo será el futuro, les recomiendo que no se preocupen tanto: aprendan, conozcan personas y hagan amistades y construyan y vivan sus propias odiseas. Como dicen por ahí, la vida da muchas vueltas. Esto no es una invitación a la locura imprudente; no, yo diría que significa ser aún más responsable de las elecciones de la vida. Pero, en las palabras de Goethe, “aquello que puedas hacer, o sueñas que puedas hacer, comiénzalo. La audacia contiene en sí misma genio, poder y magia”.

Agostinho J. Almeida

Si quiere más información:

.