x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Barbie

Aunque mi hija Malena haya crecido en la sociedad más igualitaria de la historia, sabe que queda mucho camino por hacer.

27 de julio de 2023
bookmark
  • Barbie

Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es

Mi hija Malena, un torbellino de mujer, ha crecido en la sociedad más igualitaria desde que descubrimos el fuego. En el momento en el que abrió sus ojos ha visto como su madre progresaba laboralmente, con destinos en el extranjero incluso, con unas retribuciones superiores a las de un servidor, cosa que sabe porque aquí no se oculta nada. Ha convivido en un espacio donde es rutina el reparto equitativo de las tareas del hogar y donde su padre y su hermano ven con la misma admiración el tenis o el fútbol femenino que el masculino. Adora los guisos de su padre como la tortilla de patatas de su madre, por resumir al absurdo. Sabe que aquí hay un equipo, no roles estancos, y que sin una buena defensa no hay un gran ataque y viceversa. Y que, por su puesto, una madre no es igual que un padre.

Por eso, anoche le pregunté después de que volviera de ver la película “Barbie” con una amiga qué le había parecido. Cierto es que eran casi las 12 de la noche, que el verano aprieta y hasta que el sol no está bien guardadito no hay quien pegue ojo, y que estaba con la guardia bajada, pero fue tan clara que me ha inspirado esta columna. Y es que su primera apreciación fue negativa. Y en la segunda me explicó que había excesivas referencias al machismo y al feminismo, como algo negativo, y que no entendía que ambos conceptos intoxicaran el mundo de Barbie.

Hay que tener en cuenta que esta película está más dirigida a las mujeres que crecieron hace tres y cuatro décadas jugando con Barbies que a la generación de mi hija, en plena adolescencia. Y es que no se articulaban igual las historias con Barbie y Ken en los 90 del siglo pasado que hace diez años. En el mundo Barbie de mi hija no había machismo, lo sé porque he jugado con ella, y aunque su hermano se dedicaba a arrancar cabezas, lo hacía sin sexismos, a todos por igual, cual Robespierre, quien -por cierto- murió guillotinado.

Sin embargo, aunque mi hija Malena haya crecido en la sociedad más igualitaria de la historia sabe que queda mucho camino por hacer, no hay más que escuchar la mayoría de las letras de las coplas “reguetoneras”.

El otro día, sin ir más lejos, en uno de los muchos recorridos que habremos hecho por el Museo del Prado, dimos con salas poco frecuentadas en las que descubrimos una tela de una pintora, Rosa Bonheur, que por su originalidad nos llamó la atención. La artista francesa especializada en pintura de animales plasmó en un impresionante retrato la serenidad y fiereza de un león. Me sirvió el hallazgo para explicarle que de las 1.150 pinturas expuestas en El Prado sólo 11 son de mujeres, algo frecuente entre las grandes pinacotecas del mundo. Y que El Cid, como se llama el cuadro de Bonheur, permaneció 140 años guardado en los almacenes del museo hasta que en 2017 fue expuesto con tal éxito que se decidió mantenerlo en las salas.

Hoy las cosas han cambiado, aunque sea en el mundo del arte, pero aún hay un 7% de empresas en España donde no hay mujeres en los Consejos de Administración y en la mayoría de los sectores las mujeres – por diversos motivos – ganan menos de media que los hombres. De hecho, el salario medio anual del empleo de los hombres en España es de 27.322 euros, frente a los 22.601 euros que perciben las mujeres, 4.721 euros de diferencia. No todo es color de “rosa barbie”.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD