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Columnistas | PUBLICADO EL 18 marzo 2023

Bajo Cauca Antioqueño: mucha zanahoria, poco garrote

El clan del golfo tiene extorsionada toda la subregión del Bajo Cauca. Las víctimas son desde un vendedor ambulante hasta la gran minería. Urge reconocer eso y enfrentar con decisión esta situación. No será fácil, por la forma como Petro romantiza con la delincuencia.

Por Andrés Julián Rendón Cardona - redaccion@elcolombiano.com.co

Un problema económico desencadena otro mayor de orden público. El 90% de los títulos mineros en Antioquia están en manos de quienes no lo utilizan. Se debería aprovechar la discusión del Plan Nacional de Desarrollo para introducir una norma que permita gravar en 10 veces más a aquellos que no usan las concesiones mineras. De esta manera, éstos tendrían incentivos para cederlas, bajo buenas prácticas legales y ambientales, a quienes sí las quieran trabajar.

El Bajo Cauca Antioqueño ajusta dos semanas de paro minero. Los bloqueos en las vías y en sus principales modos de transporte, los ríos Cauca y Nechí, han hecho que más de 250.000 personas que habitan la zona más pobre del departamento, estén encerradas en sus casas. Lo anterior, por miedo a represalias del Clan del Golfo.

A pesar de lo que intenta mostrar el gobierno, este paro no es un hecho aislado. Es algo que se viene gestando desde que Petro se posesionó. Con el pacto de la Picota en campaña y la inauguración de la Paz Total durante su mandato, el presidente les ha endulzado el oído a los narcos con una zanahoria grande y jugosa: impunidad e incluso reconocimiento político a cambio de desistir de sus actividades de narcotráfico, extorsión generalizada y control territorial. A esto, el Clan del Golfo ha respondido con un cálculo macabro, pero totalmente esperable: entre más presión ejerza, entre más infraestructuras destruya, entre más colombianos mate, más dulce y grande será la zanahoria. En esta estrategia falta el garrote, que es la acción determinada y contundente de la Fuerza Pública para obligar a los violentos a someterse a la justicia. Desafortunadamente, lo que el gobierno ha hecho sistemáticamente es desmoralizar a los soldados y policías de nuestra Fuerza Pública.

Este desbalance en las acciones del gobierno solo ha logrado envalentonar a los delincuentes, debilitar la capacidad de anticipación y reacción del Estado y acercarnos a los años más violentos de nuestra historia reciente. ¿Cómo creen que van a desactivar el accionar delictivo del Clan del Golfo y otros grupos, si todavía no tienen una política de seguridad clara? ¿Cómo pueden sostener que estamos avanzando en la Paz Total, si lo único que ha pasado es que la violencia se ha recrudecido y los grupos armados han aumentado su poder y su control territorial? ¿Cómo siguen con su narrativa de paz total, cuando a todas luces lo que tenemos es una declaración de guerra total por parte del Clan del Golfo?

Un mal diagnóstico conduce a una intervención errónea. En general, los criminales no hacen minería ilegal. El clan del golfo tiene extorsionada toda la subregión del Bajo Cauca. Las víctimas son desde un vendedor ambulante hasta la gran minería. Urge reconocer eso y enfrentar con decisión esta situación. No será fácil, por la forma como Petro romantiza con la delincuencia.

Los antioqueños estamos cansados de poner la sangre mientras, desde Bogotá, el presidente se deja chantajear y asume una postura débil en contra de los violentos. Ya es hora de que Petro combata el crimen de verdad. Nosotros, en Antioquia, no nos vamos a dejar chantajear más

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