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Por María Bibiana Botero C.*
“En Antioquia hemos vivido del cuento”. Se alzaba con fuerza una voz en medio de una conversación álgida y apasionada sobre el protagonismo de nuestra región en los años recientes.
Quien lo dijo lo hizo con el ánimo de poner sobre la mesa una discusión necesaria y dura, porque remueve fibras de nuestro regionalismo que, bien entendido, ha significado amor por esta tierra y arraigo. Y aunque a veces ha sido señalado como una debilidad, es y debe ser, por el contrario, una oportunidad para cerrar filas en torno al desarrollo, solidaridad y trabajo por nuestro departamento.
Ese cuento con el que hemos crecido, de generación en generación, que relata las hazañas de nuestros antepasados, de un pasado glorioso y también difícil, de una Antioquia pujante y resiliente, también ha definido nuestra identidad. Nos ha moldeado el carácter, inspirado en momentos de incertidumbre y enseñado una ruta.
Por eso es importante el cuento. ¿Qué queremos contar sobre nosotros los antioqueños? ¿Qué esperamos que se cuente de esta tierra? Las respuestas tienen que significar acciones que sigan impulsando la región. Deben ser una responsabilidad con el presente, el futuro de las nuevas generaciones y un tributo al legado de los ancestros que nos abrieron camino.
Conocedores y aterrizados con las necesidades de este territorio, sus deudas sociales, la violencia que insiste en quedarse y dejarnos tanto daño a su paso, debo decir también, con alegría y esperanza, que están pasando cosas; que Antioquia marca el paso, que su tejido empresarial, sus líderes sociales y comunitarios, sus mujeres y jóvenes le apuestan a cambiar realidades.
Y pongo como muestra del compromiso de aportar al desarrollo, a la equidad territorial y a la agenda social lo que está pasando con el mecanismo de Obras por Impuestos. Somos líderes en el país con su implementación, trabajo articulado y número de proyectos. Eso también refleja de lo que estamos hechos en Antioquia, es una prueba tangible de nuestra convicción por construir paz en el territorio y disminuir brechas. Así lo reconoce el sector público con la Agencia de Renovación de Territorio (ART) y las comunidades beneficiadas.
En Dabeiba, por ejemplo, la alcaldía tiene expectativas altas sobre la infraestructura pública que el sector privado ejecutará en su territorio: de los $ 86 mil millones aprobados para Antioquia en la vigencia de 2022, a este municipio llegará una inversión de las empresa antioqueñas (Grupo Argos, Bancolombia, Grupo Nutresa, Grupo Bios, Cementos Argos, Celsia, Sura, Arquitectura y Concreto, Microplast y Alternativa de Moda) por cerca de $ 24 mil millones para la construcción de un puente y un tramo vial de 4,1 km. Infraestructura que, en este caso, significa dignidad. Calidad de vida.
Obras por impuestos es una señal clara de que es posible mantener el liderazgo, el trabajo en equipo entre lo público y lo privado, la fuerza de esta región y el interés superior de darles una vida digna a sus habitantes y mejores posibilidades. Antioquia tiene su cuento, muchos y buenos cuentos. Entre todos escribiremos su futuro.
* Presidente ejecutiva de Proantioquia.