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Columnistas | PUBLICADO EL 29 septiembre 2021

Alberto Lleras

Por alberto velásquez martínezredaccion@elcolombiano.com.co

Mirando esta pugna de los expresidentes colombianos, que si bien no es nueva en esa asociación de jubilados eméritos, hoy se agita con desmesurada agresividad. Aun la polémica es ahora más beligerante que la de épocas remotas de la violencia partidista. Y en medio de tal refriega verbal se nos viene a la memoria Alberto Lleras, un presidente que honró la Jefatura del Estado. Que dio lecciones de tolerancia, utilizando un lenguaje y talante apaciguador, y que como expresidente trabajó por la reconciliación nacional.

La honradez mental de Alberto Lleras difícilmente tiene pares en la vida de la política nacional. Nunca fue acusado ni por la más leve ligereza en el manejo del idioma en la controversia. No participó en refriegas enconadas entre expresidentes que jamás se percataron que eran atacados como los aviones por la fatiga de metal para estrellarse en sus audacias. Supo retirarse a tiempo a su ejemplar vida privada. Careció de todo interés por amasar dinero, al que miraba con desdén. Los bienes materiales, decía un contemporáneo suyo, “no existían y casi era indigno ocuparse de ellos, a la manera como lo pensaba Don Quijote”. Vivió tan modesta como dignamente con su pensión de expresidente.

La austeridad fue en Lleras signo de su concordancia y pulcritud entre lo que pensaba y lo que obraba. Ni empresas financieras de dudosa procedencia, ni aventureros con las manos llenas de dineros calientes, se le acercaron para negociar su influencia. Menos hizo de la pobreza un culto para explotarlo con demagogia. La honestidad a toda prueba fue su espejo siempre brillante. Supo recogerse en su sobriedad, testimoniada en la ejemplarizante fotografía en la que recorre en bicicleta los campos de Chía, acompañado solo de una boina para proteger su cabeza del sol, sin la parafernalia de autos llenos de escoltas pagados por los contribuyentes.

Alberto Lleras fue de los pocos políticos que en la época de la violencia partidista no cargó sobre sus espaldas sindicación alguna de sectarismo que provocara ese fanatismo que condujo a la violencia con la exacerbación de los más bajos instintos del hombre animal. Y esa conducta le dio el valor y la dignidad para buscar salidas a la polarización de mediados del siglo XX que lanzó al país al único golpe militar que cuajó en ese siglo oscurantista. La encontró con su adversario Laureano Gómez, con quien firmó el pacto del Frente Nacional para llegar a la reconciliación de los colombianos a través de la alternación del sistema bipartidista en el poder por cuatro períodos presidenciales. Paz rota luego por la acción de diferentes actores de violencia que amenazan la continuidad institucional del actual sistema político.

Alberto Lleras es un ejemplo de responsabilidad, ecuanimidad, para aquellos expresidentes colombianos que creen que con lenguaje inapropiado y retador contribuyen a la paz del país 

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