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“Colombia no es petróleo, no es carbón, es agua”: cómo fue el primer encuentro de Petro con el sector minero

El “decrecimiento” y la tributaria tienen en alerta al sector. Ejecutivo promueve minerales de la transición energética.

  • El presidente Gustavo Petro durante su intervención en el Congreso Nacional de Minería 2022. FOTO: CORTESÍA ACM
    El presidente Gustavo Petro durante su intervención en el Congreso Nacional de Minería 2022. FOTO: CORTESÍA ACM
04 de septiembre de 2022
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El presidente Gustavo Petro arriba al Congreso Nacional de Minería en Cartagena, recibe algunos aplausos de empresarios e inicia el discurso con el que pretende que el sector se suba a su bus de “vivir sabroso”. En el mismo escenario, 24 horas antes, su ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, levantó polémica nacional al decir que Colombia debería “exigirle” a otros países que decrezcan su modelo económico.

El Jefe de Estado le sale al paso a la polémica y da un espaldarazo a su ministra: “El decrecimiento es un tema de debate mundial profundo”; también aprovecha y entre líneas le dice al gremio minero que la tributaria no se toca, ante las preocupaciones que este le expresó: “Siempre las reformas tributarias se basaban en aumentarle el IVA a la canasta familiar. ¿Seguiremos ese camino en el país mas desigual del mundo?”.

Por si no quedara clara su posición, Petro la resume: “Colombia no es petróleo, no es carbón, Colombia es agua”. Sin embargo, le insiste a los empresarios que quiere enfocarse en los “12 minerales” de la transición energética, como hierro, níquel, cobre, litio y coltán. Inclusive termina proponiéndoles crear “la primera gran turbina eólica” hecha en Colombia.

Más que comprar el discurso y subirse a toda costa al bus de Petro, los empresarios sienten que hay varias ideas –algunas que preocupan mucho– y poca claridad sobre cómo se van a ejecutar.

Santiago Cardona, country manager de Mineros, expresó que esa compañía paisa con 48 años de operación en Colombia cree en la institucionalidad independientemente del Gobierno, pero invitó a la MinMinas a mirar cómo se desempeñan compañías del sector en los territorios.

“Creemos que coincidimos en muchas de sus ideas, en el qué, pero hay que ayudar y llegar a conversaciones y acuerdos en cómo hacerlo. Nosotros, por ejemplo, no solo tenemos minería sino también energías limpias con certificaciones en bonos de carbono que ayudan a la transición energética; plantaciones de caucho también certificadas y mecanismos de desarrollo limpio”, dijo el empresario.

Cardona dejó claro que hay una gran preocupación por la reforma tributaria, sobre todo en cuatro puntos: el impuesto a las exportaciones minero energéticas, la subida en la tasa impositiva a los dividendos, la inclusión del carbón en el impuesto al carbono y que las regalías ya no sean deducibles del impuesto de renta.

Un empresario del sector que no quiso ser citado mencionó que el mensaje “confuso” del Gobierno sobre la política minero energética, sumado a la reforma tributaria, ha hecho mella en la confianza. “Todavía hay incertidumbre, diría que en este momento hay muchos inversionistas que están esperando qué pasa con la reforma para tomar decisiones, aunque si sale tal y como está va a ser difícil para nosotros”.

Es que las cuentas de la Asociación Colombiana de Minería (ACM) sugieren que la reforma subiría la tributación promedio del sector del 73% al 90%. La explotación de oro y carbón coque serían las actividades más afectadas, con tarifas que pasarían de 64% a 92% y del 64% al 90%, respectivamente (ver Gráfico).

Para José Sánchez, presidente para las Américas de Epiroc, empresa enfocada en el negocio de maquinaría para la industria minera, aunque hoy hay precios favorables de los commodities en el mercado internacional y los inversionistas ven buenas oportunidades en oro, cobre y níquel en Colombia, “el apetito va a venir conforme el país dé claridad en términos de impuestos, concesiones y transición energética”.

¿Rutas distintas?

Como dejó entrever el country manager de Mineros, tanto la industria como el Gobierno están de acuerdo en que hay que darle dinámica a proyectos claves como la transición energética y la formalización, pero las formas para hacerlo son la diferencia entre partes.

En cabeza de la MinMinas y de la MinAmbiente, Susana Muhamad, el Gobierno adelantó los que serían los primeros pasos de un “revolcón” en la industria minera.

Por ejemplo, se empezaría a exigir una licencia ambiental para la fase de exploración, se antepondrían los minerales extraídos para una “industrialización” nacional antes que para exportarlos y se evaluará si seguir o no con la metodología de rondas mineras.

También se prepara una reforma al Código Minero y para eso habrá diálogos con el sector público, privado y con las comunidades, los cuales se extenderán hasta julio del próximo año, según explicó la ministra Vélez

La jefe de la cartera minero energética también habló de alianzas público-privadas-populares y dejó entrever que las comunidades entrarían a ser jugadoras directas en los títulos mineros.

El objetivo es darle mayor relevancia a lo que la MinMinas se refirió como minería “ancestral” y “tradicional”. Lo describe como una apuesta por reivindicar a las comunidades que por décadas han quedado al margen de los grandes proyectos de explotación. Cifras de esa cartera indican que hoy el 97,5% de esa actividad en el país es pequeña y mediana y solo el 2,5% es gran minería.

Además, al igual que se consignó en el informe de empalme del sector, el Gobierno estaría firme en su idea de revisar los acuerdos de coordinación y concurrencia suscritos por la Agencia Nacional de Minería con los alcaldes y además diseñaría un nuevo modelo minero que vaya en línea con las prohibiciones y restricciones ambientales y los esquemas de ordenamiento territorial.

En contraparte, Juan Camilo Nariño, presidente de la ACM, manifestó que la transición no debe hacerse de cualquier forma y que todos los cambios que se propongan no serían posibles sin la minería.

El ejecutivo de la ACM reivindicó que hay que explorar el potencial del país en los minerales de la transición energética, y dejó claro que los tiempos en la minería “no son lineales”.

Su frase tiene que ver con lo que los empresarios de la industria consideran un anhelo desbocado del Gobierno por reestructurar la actividad extractiva, sin evaluar los avances que ya se han alcanzado.

De hecho, algunos representantes del gremio observan la tributaria como una apuesta bastante acelerada e ineficaz para la transición, teniendo en cuenta los impuestos mencionados que le ponen la lupa al sector, con los cuales se le apunta a recaudar unos $7,02 billones.

¿Verdadero decrecimiento?

Apelando a la polémica frase del “decrecimiento económico”, algunos expertos analizaron las medidas consignadas en la tributaria como ineficaces para la transición energética y, en cambio, sí vieron que haría “decrecer” la inversión, el empleo y la actividad productiva.

Entre quienes así lo consideró estuvo Mauricio Santa María, presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif. “Veo improvisación. La transición energética no se hace matando al sector (minero). Hay que hacerla despacio, con señales de mercado como subastas de energía eléctrica o el mismo impuesto al carbono”.

Santa María complementó que “usted no puede decir ‘yo voy a hacer la transición energética poniendo impuestos a las fuentes que me dan la mayor parte de mis ingresos fiscales’ (...) Por un lado, usted dice que quiere la transformación energética, y por otro subsidia la gasolina, que nos vale dos puntos del PIB”.

A su turno, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, argumentó que el Gobierno debe replantearse los impuestos que generan doble tributación en su reforma y pensar en alternativas al ajuste que gravará a las exportaciones mineras y petroleras. Como sustitución a este último planteó una sobretasa de alrededor de 2 a 3 puntos para la industria minero energética, “pero dependerá del cálculo de qué es lo que se va a eliminar”; si se deja todo, la sobretasa debería ser más pequeña; o si se elimina buena parte de los elementos podría estar en el orden que mencionó.

Tanto Mejía como Santa María coincidieron que la industria minero energética es a la que más duro se le pegará con la tributaria y se pone en peligro su viabilidad. “Es grave para el país porque es un sector que aporta la mayoría de las exportaciones, unos ingresos fiscales del orden de 3,5 a 4 puntos del PIB. No estamos hablando de cosas pequeñas, esto hay que revisarlo”.

Según el presidente Gustavo Petro, la idea no es acabar ni asfixiar la industria minera, que “se liga a buena parte de la historia de la humanidad”, sino transformarla y enfocarla en los minerales de la transición que mencionó e incluso evaluar alianzas para aumentar la producción de fertilizantes.

El mercado está atento a la evolución de la relación del actual Gobierno con la industria minero energética y aunque los empresarios dicen estar con la institucionalidad, lo cierto es que de puertas para adentro rondan las dudas respecto a quienes tienen a cargo decisiones claves para el sector, en un momento crucial para Colombia y el mundo.

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