Un sabor agridulce dejó el dato del crecimiento económico de Colombia durante el tercer trimestre (julio-septiembre) de este año. Si bien se ubicó en 7% y es uno de los mejores de la región e incluso del mundo, sugiere que el país empieza a desacelerarse.
El indicador, publicado ayer por el Dane, estuvo impulsado por el comercio, el entretenimiento y la industria. Los aportes de esas actividades al crecimiento de la economía correspondieron 1,6 puntos porcentuales (pp), 1,1 pp y 0,9 pp.
Sin duda, se beneficiaron de la eliminación casi que total de las restricciones que hubo en el marco de la pandemia. Los comerciantes tuvieron buenas ventas de bebidas alcohólicas y comida; en el sector de entretenimiento hubo una asistencia favorable a eventos culturales; y la industria manufacturera metió el acelerador en refinación de petróleo y fabricación de químicos, caucho, cuero o textiles.
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Entre tanto, las actividades con menor dinamismo fueron la agricultura, la inmobiliaria y la explotación de minas y canteras, entre otras. Según Julieth Solano, quien está a cargo de la Dirección de Regulación, planeación, estandarización y normalización (Dirpen) del Dane, los datos permiten hablar de una desaceleración y una estabilización del crecimiento alrededor del 7%.
Esto, tomando como referencia que el año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) estaba creciendo a doble dígito, encontrando su punto más alto en el segundo trimestre, con un 18,3%; para 2022 el ritmo empezó fuerte, pero desde julio hubo una ralentización debido a los altos precios y la subida de las tasas de interés que ya están haciendo sus efectos sobre las familias colombianas.