Medellín ha sido el núcleo del sector moda en Colombia, pero los años pasan y cada época trae sus dinámicas. Es por ello que la producción de los jeans ya no está únicamente centralizada en la capital antioqueña.
Guillermo Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección, CCC, confirmó que ahora hay grandes capacidades instaladas en Bogotá, Cali, Pereira, Ibagué, Cúcuta, Nariño y Barranquilla; ciudades que entraron a un mercado que, según cifras de Euromonitor, tiene un tamaño nada despreciable de US$1.290 millones.
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Se dice que esta es una prenda infaltable en el armario de todas las personas: niños y adultos de todos los grupos sociales y estratos socioeconómicos.
“En lugares como Cúcuta y su área metropolitana se hacen 30 millones de unidades de jeans al año y esta ciudad se destaca por su enfoque comercial que aprovecha la frontera con Venezuela. Además, desde allí también se envían mucho hacia el interior del país”, comentó el presidente de la CCC.
La oferta que crece
Según los datos canalizados por el gremio, Bogotá también tiene un papel estratégico en la logística y la distribución, además es casa de marcas representativas como Kenzo Jeans y Patprimo, que jalonan la manufactura.
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“Hay cientos de empresas formales que elaboran jeans en la capital y en el centro hay una gran cantidad, por ejemplo en la zona de Gran San Victorino”, destacó Guillermo Criado.
Añadió que Ibagué y Pereira también se están posicionando como un hub de empresarios en diseño y fabricación.
Además, desde su óptica, se podrían sumar Barranquilla y otro municipio atlanticense como Juan de Acosta; en donde, a su juicio, hay buenos productores que también cuentan con una logística sobresaliente.
De acuerdo con el mapeo realizado, Cali es otro centro potente para la elaboración de jeans en el país y marcas como Studio F le dan vigor al aparato confeccionista de la ciudad.
Dentro de este bloque de neo fabricantes también está Nariño, departamento que, tal como lo subrayó Criado, se ha destacado por la creatividad y el talento para los diseños: “Allá hay cerca de 29.000 empleos generados por el renglón de la confección y un altísimo porcentaje corresponde a los ‘bluyineros’; ellos venden en el interior del país, pero también en Ecuador”.
Pese a que la CCC tiene identificadas las ciudades que han madurado en la cadena para elaborar esta clásica prenda, el presidente del gremio indicó que resulta difícil atribuirle un porcentaje específico de participación a cada una sobre el total de existencias manufacturadas cada año en el país.
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“Este mercado específico de los jeans se distorsiona porque entra mucho producto de contrabando. El índigo es una de las telas que más se contrabandea y es una de las razones por las que Fabricato cesó la elaboración de esa tela”, agregó.
Con base en el ejercicio de 2024, Euromonitor indicó que hay tres organizaciones con una participación destacada: GCO, Internacional de Distribuciones de Vestuario de Moda y Studio F, las dos primeras están domiciliadas en Antioquia y su market share es de 9,5% y 4,5%, respectivamente. Mientras que la cuota de mercado de la tercera asciende a 4,1%.
Producción atomizada
La porción de las sociedades destacadas puede verse discreta si se compara con la dinámica de otros sectores de la economía, en los que los líderes del negocio pueden superar pedazos de hasta 20% del pastel.
No obstante, Luis Javier Rodríguez, gerente de Expofaro, compañía que fabrica los jeans para Levi’s en Colombia, coincidió en que la producción ahora está muy atomizada y las plantas con grandes capacidades ya no son el estándar de la industria, pues la fabricación encargada por grandes marcas internacionales, con vocación exportadora, ya es una historia del ayer debido a la desventaja comparativa con otros países.
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“Hasta hace unos años, éramos cuatro o cinco plantas muy grandes y elaborábamos más de 25.000 unidades por día. Estas plantas se han reducido en tamaño y actualmente la producción normal está entre 300 y 600 unidades por día. En el caso nuestro, todavía son 7.000 unidades/día y tenemos un tamaño grande”, comentó el gerente.
A juicio de los actores de este subsector confeccionista, esa descentralización ha permitido que la industria sea resiliente y se adapte a las tendencias. Adicionalmente, esta reconfiguración de la oferta, ha permitido dar valor agregado para el cliente final y no enfocarse en las ventas voluminosas de calidad normal.