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En medio de la carestía que está afectando el bolsillo de los colombianos, ni siquiera el “mecato” se salva. En el último año el precio de los confites subió 25%; el de los helados, 12,7%; las papas, platanitos y paqueticos en general, 35,4%, y así con distintas categorías, según cifras del Dane.
No obstante, parece que la demanda por estos productos no merma, pues cifras divulgadas en el estudio State of Snacking de la multinacional estadounidense Mondelez aseguran que tres cuartas partes de los consumidores (75%) siguen destinando parte de su plata para comprar snacks.
Incluso la proporción es más alta en los millennials (26 a 41 años), que en el 80% de los casos dijeron seguir adquiriéndolos. Y es que Dirk Van de Put, CEO de Mondelez, admitió que la inflación y los problemas de suministro han afectado los precios de esta industria, pero aún así buena parte de las personas (71%) consumen sus productos hasta dos veces al día.
Del reporte llama la atención que una proporción importante admite haber reemplazado, en algún punto, una de las tres comidas del día por “mecato”. El 61%, el desayuno; otro 61%, el almuerzo; y un 60%, la cena; mientras tanto, en el 2020 esos datos apenas llegaban al 50%.
Adicionalmente se observó cómo el pan y las galletas fueron los snacks favoritos en el estudio, que tomó las opiniones de 3.530 adultos en todo el mundo durante los meses de septiembre y octubre del año pasado.
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¿Frenaría la demanda?
En este punto vale destacar que en Colombia rigen desde hace un tiempo las normas de etiquetado sobre alimentos con exceso de grasas trans y saturadas, calorías, sodio y azúcares, las cuales buscan generar conciencia y hábitos saludables entre los consumidores.
Aunque de momento no hay sondeos oficiales sobre el impacto que han tenido hasta ahora, una investigación divulgada por Kantar Worldpanel basada en la opinión de 1.150 hogares destaca que, debido a la ley de etiquetado, el 12% de los colombianos bajaría el consumo de lácteos; el 16%, de bebidas; y el 38%, de alimentos.
Por ahora esos datos parecen encajar con los de Mondelez, en el sentido de que buena parte de las personas todavía les deja abiertas las puertas a esas categorías. Eso sí, Kantar señaló que los artículos que más se verían afectados con la implementación del etiquetado son las bebidas con aloe, jugos, té líquido, pastas y kumis, entre otros.
También es importante reseñar los impuestos saludables consignados en la reforma tributaria del actual Gobierno, que empezarán a tener efecto en noviembre y gravarán alimentos ultraprocesados como papitas, salchichas, rosquitas o chocolate de mesa, y bebidas azucaradas como gaseosas, refrescos, energizantes o zumos y néctares de fruta, con tasas que subirán progresivamente al 20% de aquí al 2025.
Según el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, lo ideal con el gravamen sería recaudar $0, pues se busca reducir el consumo de este tipo de alimentos en el país, con lo que ya son dos medidas de política pública encaminadas en esa dirección.
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Perspectivas para fin de año
En este caso también hubo una investigación sobre el potencial impacto de las nuevas reglas del juego. Lo hizo la firma de información de mercado Mobimetrics y halló que el 60% de los colombianos le bajaría a las galletas, los postres y cereales refinados; el 62% comería menos confites; el 54% haría lo propio con artículos de panadería y pastelería; mientras el 52% con los helados, entre otros (ver gráfico).
Como quien dice, aunque por ahora la inflación y la ley de etiquetado no parecen tener un impacto significativo en la percepción de los consumidores nacionales sobre los snacks, los impuestos saludables de la tributaria a final de año sí les harían pensar dos veces, pero está por verse si la variación de los precios sería tan significativa como para que la demanda se reduzca en los niveles detallados por Mobimetrics (ver “¿Qué sigue?”).
Según estimaciones de la firma especializada en consumo Raddar, los tributos para ultraprocesados podrían incrementar la inflación en Colombia hasta 1,89% y en algunos productos como embutidos o papas fritas las personas podrían terminar pagando hasta 10% más.
En mis bolsillos hay una grabadora y unos audífonos; en mi mente, amor por el periodismo.