“Me pongo la camiseta por la vida, porque la vida lo es todo: es aprender y enseñar; es amar, procrear y crear; es progresar y ayudar...Y muchas cosas más, buenas y no tan buenas. Ante todo, debe respetarse, valorarse y vivirse ¡plenamente!”
Estas palabras de Carlos Enrique Piedrahíta, que fueron publicadas en la Revista Resumen de EL COLOMBIANO en 2017, cobran un valor excepcional hoy, cuando el mundo empresarial está conmocionado por su fallecimiento, a los 64 años. Deja dos hijos, su nieto y a su esposa.
Tienen relevancia porque su timidez guardaba un hombre apasionado, innovador, un amante del whisky, de la familia y los amigos, que nació en Bogotá, pero era antioqueño por adopción.
“Disfrutaba la naturaleza y las buenas tertulias. Le encantaba escuchar música clásica y vallenatos e inventarse momentos para celebrar alrededor de la mesa”, recordó Juan Manuel del Corral, presidente de Cadena.
“Un hombre muy inteligente, apasionado con todo lo que hacía, cuando se proponía aprender lo hacía a fondo. Era una persona muy disciplinada”, recordó David Bojanini, presidente del Grupo Sura.
Y no lo dice como compañero y amigo, basta leer su libro Bitácora de una multilatina, escrito en compañía del economista Mauricio Reina, y la periodista Amira Abultaif, para reconocer que mientras ejerció la presidencia del Grupo Nutresa, el conglomerado tuvo su mayor dinamismo.
Fueron 14 años. Recibió la empresa con una capitalización bursátil de 0,6 billones de pesos y la dejó avaluada en 11 billones. Entre 2000 y 2014, el múltiplo de utilidades fue superior a 11 y el de ventas totales mayor a 12. Y producto de la estrategia de internacionalización, sus ventas fuera de Colombia pasaron de 10,9 millones de dólares a más de 1.000 millones de dólares.
En palabras de Carlos Mario Giraldo, presidente de Grupo Éxito, fue “el inspirador y gestor de la globalización del Grupo Nutresa. Un gran líder con visión estratégica y admirable claridad en sus iniciativas”.
En su bitácora, una empresa como la Compañía Nacional de Chocolates (con marcas como La Bastilla, Colcafé y Doria), Inveralimenticias con Noel y la distribución en Ecuador, pasó a tener siete segmentos: cárnico, galletas, chocolates, cafés, helados, pastas y el de Tres Montes Luccetti, y una red comercial Nutresa, servicios Nutresa, La Recetta y la red de distribución nacional e internacional (ver Informe).
Su sucesor Carlos Ignacio Gallego lo describe como un “líder excepcional y siempre generoso. También como un “pionero de la internacionalización y el desarrollo sostenible, que sembró en las organizaciones que tocó con su talento”.
En su aventura de alta mar su mantra buscaba no los mínimos exigidos, sino los máximos posibles. La premisa es fácilmente demostrable con una trayectoria profesional intachable así como los reconocimientos que en vida recibió. Ganó premios como El empresario del Año de La República (2003); el ejecutivo del año de la publicación Industria Alimenticia, Executive of year in Latin America de Candy Industry y el Empresario del Año de la Universidad el Rosario, los tres en 2009.
Vida de navegante
Que su libro empezara por la palabra bitácora no era casual. Lo llamó así pues era amante de la navegación; de hecho, en el último año estaba realizando un programa posgradual en Historia Marítima en Inglaterra, así que permanecía un tiempo allí y otro, en Medellín.
Al preguntarle por su libro no dudó en decir que “se hizo con la estructura de una bitácora, porque la vida, como las empresas, es un viaje que nunca termina (...) El viaje es lo que se recorre, aprende, mejora, logra y avanza”.
Sus referencias a la vida y las reflexiones con el alta mar eran constantes. Y es que según recuerda Carlos Raúl Yepes, expresidente de Bancolombia, “fue un consejero permanente y esa visión de capitán y navegante de 360 grados la aplicó a todo. Para Carlos Enrique el mar era un horizonte infinito de oportunidades”.
Su legado es invaluable. Dejó lecciones escritas en esas 304 páginas y también, en sus alumnos, al ser en sus últimos días profesor del programa del Alta Gerencia de la Universidad Eafit, desarrollando uno de sus sueños: enseñar.
Cuenta Juan Luis Mejía, rector de Eafit, que estuvo en contacto permanente desde que Piedrahíta se retiró de Nutresa. “Un año antes de salir de la compañía, él había tomado la decisión de que su retiro lo dedicaría a navegar y dar clases. Cuando cumplió los 60 años me llamó y dijo que estaba listo”.
Con su acompañamiento se diseñó un programa, que ha tenido mucha acogida entre el empresariado colombiano, que se llama Alta Dirección. “Carlos se encargaba de tres cursos, uno de estrategia para la internacionalización, el de sostenibilidad en las empresas y el de liderazgo. El último lo dictó en Bucaramanga para los empresarios de esa ciudad”.
Testimonio de su faceta de maestro, lo da uno de sus alumnos más aventajados Ricardo Sierra Fernández, actual presidente de Celsia, quien además compartió con Piedrahíta su amor por el mar, siendo uno buzo y el otro, velerista.
Al recordarlo asegura que “siempre nos enseñó que lo más importante, por encima de todo, eran los principios y la honestidad y que no había negocios buenos ni malos, sino sostenibles. Ese es el gran legado que conservo”, dijo Sierra.
Según decía el mismo Piedrahíta “las empresas hay que visualizarlas para que permanezcan. A los líderes les toca solo temporalmente parte de ese viaje (...) Lo que hacen los líderes de las empresas es recorrer mejorar y aprender; se logran cosas en el curso de su viaje”.
Su trayectoria profesional
Con tan solo 27 años, este capitán ocupó su primer cargo gerencial en Suleasing Leasing Suramericana, todo un sueño después de haber ingresado como profesional de entrenamiento a Suramericana de Seguros.
En su hoja de vida reposan las dos carreras que hizo de manera simultánea en Economía y Geografía en la University of Keele, en Inglaterra, así como una Maestría en Finanzas en el London School of Economics.
Fue vicepresidente del Banco Industrial Colombiano, vicepresidente financiero de Suramericana de Seguros, presidió la Corporación Financiera Nacional y Suramericana Corfinsura, y durante 14 años fue presidente de Grupo Nutresa.
En 2014, Piedrahíta se retiró del Grupo para disfrutar de su jubilación. “Se fue tranquilo, sereno y con la claridad mental de haber cumplido su ciclo. Me llamó mucho la atención cómo se retiró de la vida corporativa, para dedicarse a cosas distintas. Sin angustia y sin dudas”, aseguró José Alberto Vélez, expresidente del Grupo Argos, a quién la noticia lo sorprendió en Amsterdam.
Finalmente, Ricardo Sierra Moreno, presidente de Distrihogar expresó: “Hoy su legado, trabajo y ejecutorias son caso de estudio y cátedra en Eafit”, mientras que Juan Luis Aristizábal, presidente de Conconcreto, consideró que fue “un hombre estratega, brillante, líder. Hizo un aporte al desarrollo empresarial en Colombia y estaba comprometido socialmente”.