El idioma del doctor en Economía y profesor estadounidense Thomas Sargent no es el inglés, son los números, las ecuaciones, los modelos matemáticos, y que por años ha creado y probado. Lo cierto es que hoy son insumo clave para alimentar el criterio de las decisiones de política monetaria de los bancos centrales del mundo.
Ganó el premio Nobel de Economía en 2011 por sus aportes en los últimos 40 años para formalizar el estudio de la macroeconomía, por meterle matemática pura, por sus contribuciones a lo que se conocen como distribución de probabilidades, clave para la gestión de riesgos.
Pero también es un estudioso de la inflación y fundador de la teoría de las “expectativas racionales”. En palabras simples, considera que las personas sí piensan en que el incremento del costo de vida no será igual al de ayer y que factores económicos actuales y proyectados sí influyen en sus decisiones. Así como que los bancos centrales pueden moldear sus expectativas de consumo (ver Protagonista).
Con ese bagaje, el académico de 72 años estuvo en Colombia, traído por la firma XP Securities, y fue invitado principal del noveno congreso de Asofondos, gremio de administradores privados de pensiones (AFP), que concluyó el viernes pasado, en Cartagena.
Riesgos e incertidumbres
En términos de sistemas pensionales, planteó que no solo el riesgo tiene un precio, sino también hay que evaluar el peso de la incertidumbre.
Para explicarlo, partió de una analogía simple: en la mano tengo un dado y un número definido de posibilidades al lanzarlo, es decir, se distribuyen las probabilidades de riesgo si cae en uno u otro lado; en cambio, la incertidumbre está en que se puede tener un dado, “pero no sé las intenciones de la persona que lo maneja y qué hará con él”.
Así que los administradores de pensiones están ante varios riesgos. Dos de ellos se dan al definir sus portafolios de inversiones en el mercado de capitales, sea por retorno de lo invertido en acciones de empresas privadas, pero también frente al retorno que den sus apuestas en bonos de deuda pública de los gobiernos.
En tercer lugar están los riesgos políticos: “que las generaciones futuras sí respeten las reglas establecidas hoy para el modelo pensional”. Y a ello se suma el riesgo demográfico: cada vez hay menos personas jóvenes cotizando y más viejos que esperan su mesada, lo que pone en jaque no solo la posibilidad de jubilarse en el futuro, sino la sostenibilidad de esquemas de reparto, como el régimen público de Prima Media que administra Colpensiones.
“El sistema de reparto es deseable cuando el ingreso de la población crece a tasas altas, la población es joven, trabaja, paga impuestos y alcanza par dar mesadas a los más viejos, hay certidumbre”, afirmó Sargent.
Pero si no es así, se inclina por sistemas de capitalización, como el régimen de Ahorro Individual (Rais) que manejan las AFP, para economías donde la población crece a bajas tasas, los rendimientos del ahorro pensional son altos, pero hay incertidumbre frente al crecimiento del ingreso.
Sobre esas posturas hicieron sus lecturas dos de los economistas más preparados del país, el profesor de la Universidad de los Andes Marc Hofstetter, y el subdirector de Planeación Nacional, Luis Fernando Mejía (ver opiniones).
Una mirada particular
Pero Sargent vino a decir más. Lo hizo durante el diálogo que sostuvo a mediodía del viernes pasado con EL COLOMBIANO. Optó por no referirse puntualmente a Colombia, pero sorprendió con sus posturas analíticas frente al papel del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Reserva Federal (FED), banco central estadounidense, y que preside su amiga Janet Yellen.
Así respondió este sencillo profesor de la Universidad de Nueva York, para quien no hay verdades, solo probabilidades de verdad y quien afirma que ganar un Nobel no le cambió la vida:
Después de la crisis financiera global, ¿qué deben aprender los responsables de confeccionar sistemas de pensiones, especialmente en países emergentes como Colombia?
“La crisis financiera generó la amenaza de que muchos activos se volvieran malos y luego el Departamento del Tesoro y la FED actuaron y los aseguraron. Lo que ocurrió antes y después de la crisis financiera es que se debe descifrar dónde está el riesgo, y eso deben hacer los administradores de pensiones al diversificar y jalonar el riesgo en una u otra dirección. Ahora no solo basta ser economista, sino experto en ciencias políticas para descifrar las fuerzas que le dan forma al sistema financiero de un país”.
¿Las señales desde China, Estados Unidos, América Latina y Europa nos indican que la economía global va hacia una nueva recesión?
“Es muy difícil predecir recesiones y existe una razón estadística. Si mira un país como Estados Unidos o Inglaterra verá que indicadores como el Producto Interno Bruto (PIB) por persona se verá en una gráfica con una línea ascendente a lo largo del tiempo, salvo por unos pocos años en que puede caer, sin ser significativo. Y ni hablar de lo que pasa con la gráfica de China, súper ascendente. Por eso la recesión toma por sorpresa a economistas y estadísticos. Si encuentra a alguien que predijo la última recesión, lo usual es que ya haya predicho otras cosas equivocadas. Una manera de entender esto es lo que proyecta el Fondo Monetario internacional (FMI).
Y en ese caso, ¿cómo evalúa el rol del FMI y el Banco Mundial frente al curso de la economía mundial?
“Sinceramente creo que son marginales, si se revisa el dinero que tienen y cuánto hacen realmente, además tampoco es que tengan mucho dinero. El FMI provee información y ofrece una teoría sobre cómo se deben administrar los países. Pero si ve el caso de la crisis de Grecia, este tipo de entidades no tuvieron un rol determinante y al final son los ciudadanos griegos quienes deciden sobre sur futuro”.
¿Está de acuerdo con los analistas que aseguran que no hay crisis económica sino expresiones de miedo e incertidumbre?
“La estructura de su pregunta es sumamente interesante. Su pregunta ya no es sobre lo que va a ocurrir, es mi opinión sobre las opiniones de unas personas. Por ejemplo, soy un empresario y creo que tengo un buen producto y se venderá bien, pero lo que importa realmente es lo que piensen los demás sobre ese producto. Para responderle, En el mercado accionario, a principio de año, se habló mucho de una crisis, pero se perdieron la oportunidad de haber ganado dinero por no haber escuchado lo que decía Janet (Yellen, presidente de la FED) sobre las señales económicas”.
¿Está de acuerdo con los aumentos de las tasas de interés de la FED, en un momento de fragilidad económica?
“Para nada, pero también creo que Janet piensa igual. Ella no es una dictadora y tiene una visión particular dentro un comité que toma decisiones colegiadas basadas en una gran cantidad de datos para determinar si la economía estadounidense y global pasan momentos de fragilidad. Pienso que la FED es menos fuerte de lo que parece, de lo que se hace ver, se le ha dado mucha relevancia y atención por parte del mercado y los medios de comunicación”.
¿Pero considera que la subida de tasas de interés en Estados Unidos puede ser dañina para economías emergentes?
“Me pone a pensar en los flujos de capitales y los cambios abruptos que pueden tener, cuando lo deseable para países pequeños como Argentina o Colombia es que sean regulares, más estables. Por otro lado, están las economías grandes que forman los flujos de capital y que, sin duda, pueden hacer más para minimizar los riesgos frente a países emergentes”.
A partir de las teorías que ha desarrollado durante tantos años de investigación, ¿en la vida cotidiana cómo le pueden servir a la gente?
“No sirve en nada (risas). Cuando mi hija estaba en bachillerato y una amiga le preguntó sobre el manejo que hacía de su dinero, ella le respondió que no tiene esperanza alguna: ‘mi papá sabe mucho sobre teoría monetaria, pero es inútil con la práctica monetaria’” (risas).
Pero lo elogian por sus aportes a mejorar las decisiones macroeconómicas...
“Le puedo responder que me he hecho algunas preguntas y cuya única respuesta cierta es ‘quién sabe’. He tratado de comparar un conjunto de reglas generales sobre el funcionamiento de la economía en largos periodos. Esto da pie, por ejemplo, a revisar políticas económicas que explican por qué si Canadá, Australia y Argentina eran países 100 años atrás igual de ricos, este último país se empobreció”.
¿Qué le diría a los jóvenes de Colombia que afirman que nunca se van a poder pensionar?
“Le hablaré del caso de los jóvenes en Estados Unidos y Europa: se van a jubilar a mayor edad de lo que pasa hoy. Eso pasa por dos temas de aritmética: la mayor probabilidad de vivir más años, y el cambio demográfico, es decir, habrá menos gente joven y más gente mayor. La única manera de que la gente se pueda jubilar es que haya jóvenes trabajando y contribuyendo con sus recursos. Ya eso se ve en Japón, en 70 años habrá solo un tercio de la población actual”.
Por último, ¿cómo le cambió la vida haber recibido el premio Nobel?
“Espero que no me haya cambiado la vida, salvo que debo responder preguntas como las que usted me hace”.
*Por invitación de Asofondos.