La comida que le compra a su mascota, el jabón y el shampú con los que se baña y los sistemas informáticos que le permiten trabajar y estudiar hacen parte de las tres cadenas productivas que mostraron más resiliencia, pese a la difícil situación provocada por el coronavirus, y que hoy se consolidan como las que generarían mayores oportunidades en la pospandemia para las pequeñas y medianas empresas.
Según identificó la Comunidad Andina (CAN) —cuyos países miembros son Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú—, a través de un estudio realizado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), se trata de sectores con ventajas comparativas importantes y con producción de bienes intermedios (se emplean para ser transformados o incorporados a la producción de otros bienes) que se complementan para agregar valor conjuntamente.
Por ejemplo, en el caso de los alimentos procesados para animales, explicaron los organismos, se garantizó la oferta en momentos en los que no se tenía certeza sobre la disponibilidad de los mismos. El de productos de higiene personal complementó sus líneas de producción para hacer frente a la pandemia, mientras que el sector de desarrollo y servicios de software soportó las exigencias en los momentos de aislamiento que vivieron tanto Colombia como los demás países de la región.
“Desde finales de los años 60, la economía mundial comenzó a organizarse cada vez más en torno a las cadenas de valor. Esto significa que una parte creciente de la producción, del empleo y del comercio se estructura en cadenas de empresas que se ubican en diferentes países, buscando la especialización y la eficiencia de diferentes sectores de la economía”, precisó, durante la presentación del estudio, Jorge Hernando Pedraza, secretario general de la CAN.
Y agregó que las cadenas regionales de valor permitirían a los países de la Comunidad Andina aumentar la diversificación exportadora, las capacidades tecnológicas y el valor agregado, y lograr una expansión del acceso de las pequeñas y medianas empresas (mipymes) a mercados externos, con una recuperación más rápida en el periodo pospandemia.
Con respecto a esto, Flavia Santoro, presidenta de ProColombia, expresó a EL COLOMBIANO que estos “son sectores que están en el plan de reactivación económica segura que lidera el Ministerio de Comercio. En esa hoja de ruta que estamos ejecutando, están priorizados los servicios basados en el conocimiento, donde software y TI (Tecnologías de la Información) tienen un peso importante; alimentos para animales en el sector de agroalimentos, y productos de cuidado personal en químicos y ciencias de la vida. Hay grandes oportunidades para que estos bienes aporten a esa reactivación y ya estamos viendo algunos de esos resultados”.
Entre los países que cuentan con más demanda potencial de estas tres cadenas, según Mincomercio, se encuentra Estados Unidos, Chile, Brasil, Turquía, China y Vietnam.
Sectores resilientes
Según Laura Pasculli, directora ejecutiva de la Cámara de Industria de Alimentos Balanceados de la Andi, el sector de alimentos para animales tuvo que hacer una adaptación muy rápida, “no solo para garantizar que todas las materias primas y demás ingredientes necesarios para la fabricación de los alimentos se encontraran disponibles, y se logre producir y entregar el producto a todas las regiones del país, superando los desafíos en movilidad y operación de las fábricas, sino para garantizar la salud y el trabajo de las personas que colaboran a lo largo de la cadena”.
Además de los desafíos propios de la pandemia, explicó Pasculli, este sector tuvo que afrontar la aparición de variables externas como lo son el alza internacional de los precios de los commodities que, para el caso del maíz y la soya, fue de 101 % y 82 %, respectivamente: “También estuvo el alza de aditivos y nutrientes, como aminoácidos, entre los cuales la treonina, la lisina y la metionina (originarias de China) enfrentaron alzas en los precios de 61 % y 85 %”, dijo.
Sin embargo, pese a las dificultades, de acuerdo con cifras de ProColombia, esta industria presentó un crecimiento de 1,3 % a mayo de 2021, con un monto de US$14,3 millones, donde Ecuador y Perú son los principales compradores, este último con un aumento en un 82 % de este tipo de compras en Colombia, en los primeros cinco meses del año.
Por otro lado, en cuanto al sector de productos de higiene personal, Santoro afirmó que viene incrementando sus exportaciones en un 11,1 %, sumando así US$45 millones, en el que Perú y Ecuador se posicionan como los principales compradores (Ver gráfico).
Juan Carlos Castro, director ejecutivo de la Cámara de Cosmética de la Andi, apuntó que, pese al impacto de la pandemia y la caída general (-11 %) que la industria de cosméticos y aseo presentó en 2020, el sector de cuidado personal comenzó nuevamente a impulsarse.
“Productos como el jabón, el shampú y la crema de dientes no han tenido un impacto tan negativo frente a su demanda, porque estos se usan independientemente de que haya pandemia o no. Por ejemplo, a la categoría perfumes sí le ha ido muy mal, con una caída de 32,4 % y, en cambio, cuidado bucal no tuvo una caída tan grande (-9,9 %) e, inclusive, ganó participación, pasando del 13 % al 15 %”, explicó Castro.
Finalmente, la tercera cadena que destacó la CAN fue la de software y servicios informáticos. Ximena Duque, presidenta de la Federación Colombiana de la Industria de Software y TI (Fedesoft), expresó que esta industria tuvo un crecimiento estimado de 7,4 % respecto a 2019.
“Frente a la coyuntura actual, el sector sigue generando empleo y creciendo. Cuando tuvimos esa gran caída del empleo en el país, en julio del año pasado, este sector tuvo un decrecimiento solo del 5 %, el cual, además, estuvo más enfocado hacia las áreas administrativas y no hacia las de desarrollo”, apuntó Duque.
Y sostuvo que la meta es que la industria del software represente el 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) a 2025 y el 2 % del PIB para este año.